Kim Ki-duk y Jim Mickle en el 4o día de Festival – Cobertura Especial Sitges 2014 –
Tras el primer fin de semana de festival, la cuarta jornada destaca por diferentes títulos orientales, como el ultimo trabajo de Kim Ki-duk «One on One», thriller oscuro de asesinatos, violencia y torturas. Otra de las producciones asiáticas del día es la dirigida por Tetsuya Nakashima «The world of Kanako», una trágica historia con mucha acción. Y por último, Dante Lam que presenta uno de sus thrillers más oscuros e intensos «That Demon within». Por otro lado, uno de los habituales en el festival, Quentin Dupieux, regresa con otra de sus paranoias cerebrales con «Réalité». Una de las propuestas más particulares del día, es la dirigida por Ana Lily Amirpour, quien debuta en el largometraje con «A Girl Walks Home Alone at Night», una historia de vampiros con un enfoque ciertamente diferente. Dentro de la sección Fantástic Panorama, podrá verse «Honeymoon», de Leigh Janiak, y en la nueva sección Fantástic Órbita, la cinta más destacada de la jornada, la dirigida por Jim Mickle «Cold in July», un thriller con interesantes giro argumentales, interpretado por Michael C. Hall, Sam Shepard y Don Johnson.
COBERTURA CUARTO DÍA DE FESTIVAL
Réalité. La infinita locura de Quentin Dupieux (por David Solé)
Uno de los directores que no faltaron a la cita en ésta edición del festival de Sitges, fue Quentin Dupieux, realizador de excéntricas historias, amado por unos y odiado por otros, que llegaba al certamen con su último trabajo, la divertida y delirante “Réalité”. Si en sus anteriores trabajos, “Rubber”, “Wrong” y “Wrong Cops”, ya exprimía el surrealismo de manera singular, en su última locura lo hace elevando esa irrealidad al máximo, en un inverosímil cruce de historias que convergen en su extraña y peculiar dimensión, con más paranoias y disparates, con diálogos más absurdos y desternillantes, y con unos demenciales personajes que solo pueden salir de su particular chistera cargada de sorpresas. Una trama llena de absurdos gags, que aunque parezca imposible, mantienen el interés con un fascinante sinsentido en el que Dupieux se siente cada vez más cómodo. Chirriantes situaciones que en manos de otros directores resultarían burdas y forzadas, que él, consigue nivelar y dar un irracional significado.
Dupieux nos regala una irreflexiva ‘tormenta de ideas’ sin pasarlas por la depuradora, ocurrencias que plasma en pantalla sin filtros ni varas de medir, siendo capaz de salir airoso a tan desconcertante fusión de personajes narcotizados y chocantes situaciones de gran estupidez. Este es el cine que le gusta a Dupieux, y aunque tiene tras de sí muchos detractores que desprecian sus películas, a quienes nos gusta su excéntrico universo, disfrutamos en la butaca, como si fuéramos uno más de sus desviados personajes.