Dupieux y Kurosawa en la 5º jornada de festival – Cobertura Especial Sitges 2013 –

Tras la entretenida aunque empalagosa «Machete Kills», y el espléndido relato «We are what we are» de Mickle, que pudimos visionar ayer, la quinta jornada de festival abrirá con «Wrong Cops» de Quentin Dupieux, cinta que promete risas y paranoias en la sala. Dos años después de presentar «Drive», el director Nicolas Winding Refn y el actor Ryan Gosling, regresan al festival con «Only God Forgives», una película violenta sobre la venganza más oscura. El cine indi tendrá su protagonismo con la cinta «The Demon’s Rook» de James Sizemore, una oscura y terrorífica fábula, de dimensiones paralelas, demonios y grotesca fantasía.

La española «Hooked Up» de Pablo Larcuen, presenta una claustrofobia y terrorífica historia grabada enteramente con un Iphone. La japonesa «Real», firmará el regreso al fantástico de Kiyoshi Kurosawa, con una cinta de ciencia ficción que dará una nueva visión a la transición entre la vida a la muerte. Mientras que «L’étrange couleur des larmes de ton corps», supondrá en regreso de los directores de «Amer» y su particular visión/homenaje al género giallo.

 

COBERTURA DEL QUINTO DÍA DE FESTIVAL

«Wrong Cops» (Quentin Dupieux, 2013) por Daniel Espinosa

Los amantes de lo surrealista y lo absurdo se relamían cuando se oficializó el regreso de Quentin Dupieux, el responsable de las geniales Rubber y Wrong (las cuales cautivaron a cierto sector del público), con su nuevo filme titulado Wrong Cops basándose en un cortometraje de mismo nombre que el cineasta francés realizó justo después de terminar su anterior producción (la segunda de las citadas anteriormente) protagonizado por Marilyn Manson y por el que se alzó con un premio en el Festival de Cannes 2012, siendo lo más preocupante de antemano el hecho de que se tomara un intervalo temporal de dos años para madurar las predecesoras y en esta ocasión no; el temor señalado se traduce en que la desconfianza por parte de las compañías sea enorme, motivo por el cual se estrenó el pasado doce de enero en el Sundance Film Festival 2013 y hasta el Sitges Film Festival 2013, ya en el mes de octubre, ninguna proyección más se haya llevado a cabo (de hecho no hay más fechas confirmadas por el momento en adelante), descartándose por ende que llegue a las salas convencionales y, aunque ello no tenía por qué relacionarse con la calidad de la película, en esta ocasión es así, pues no mantiene el mismo tono onírico que ha caracterizado al autor de tornar lo que no parece situarse fuera de lo común en un plano irreal, más próximo al género fantástico que al cómico aun siendo éste último el más reconocible por costumbre.

En un mundo donde el crimen ha sido erradicado qué ocurriría con el cuerpo del orden es la cuestión que plantea el director (su trayectoria se remonta a los doce años cuando empezó a filmar para poco después componer piezas electrónica bajo el pseudónimo “Mr.Oizo”, el cual utiliza en la actualidad para ejercer de productor musical) no de manera convencional sino rebuscada, elaborando un escenario en el que el delirio predomina frente a otros racionalismos menos atractivos para conformar una historia aparentemente mundana pero ciertamente compleja, lo cual es bueno hasta que uno se percata de que el guión no es nada sólido (dentro de la extravagancia del autor, por supuesto) y está plagado de matices que no exigen un segundo visionado para ser captados en su totalidad como suele suceder con toda obra que firma un autor tan peculiar como exageradamente imaginativo sino el repudio inmediato; lo que en la presente producción propone el director es simple y llanamente un sinsentido que abarca des del primer segundo (los propios créditos iniciales desfilan por la pantalla al compás de una arrítmica melodía que se prolonga durante toda la trama en diferentes variantes) hasta el último (un desacertado jolgorio celebrado en un cementerio instantes después de producirse un entierro) pero, a pesar de lo señalado, el hecho determinante del fiasco no es la irracional opción demagógica (las anteriores también apelaban al desconcierto pero éste estaba justificado por el devenir de los acontecimientos) sino la certeza de que el único arbitrio que funciona medianamente es el autorreferencial al observarse multitud de guiños con asiduidad (desde la breve aparición del protagonista de su último trabajo hasta el visionado en cierto instante por parte de una madre y su hija de la anterior), homenajes impropios al estar introducidos con nula correspondencia y atemporalidad (no por que vaya a ser recordada eternamente sino por suponer un englobado realmente indigerible). (Leer crítica completa…)

 «Only God Forgives» (Nicolas Winding, 2013) por Daniel Espinosa

En dos mil once se pudo disfrutar en una sala de cine (hecho que parecía impensable en un principio al intuirse que iba a ver la luz directamente en formato doméstico) de una de las películas de género negro más contundentes, viscerales y apasionantes en lustros, Drive, que automáticamente se convirtió para muchos en el Taxi Driver del siglo veintiuno encumbrando a la primera línea del panorama cinematográfico a su autor, quien recibió innumerables matrículas de honor entre la prensa e interminables ovaciones por parte del respetable en los festivales internacionales en los que fue proyectada con anterioridad a su estreno comercial, causando auténtico furor allá por donde pasó, un recurrido que no fue ni mucho menos reducido; el responsable de tan notorio éxito fue un danés llamado Nicolas Winding de apenas cuarenta y dos años de edad que ya había demostrado su capacidad para elaborar productos muy potentes e interesantes como la hipnótica Valhalla Rising y la trilogía de Pusher, por lo que era evidente que la expectación por su siguiente producción estaba por las nubes, máxime teniendo en cuenta que le acompañaban nuevamente Ryan Goslin como actor protagonista y Cliff Martínez como compositor musical), pues aunque pocos se hayan atrevido a aventurar una repetición de aquella fórmula que tan bien funcionó potenciada y mejorada sí esperaban cierto nivel de calidad, pero desgraciadamente Only god forgives se aproxima peligrosamente a la nada, una vacuidad, eso sí, maravillosamente fotografiada con una estética recargada y un ritmo desigual (a momentos de verdadero frenetismo le siguen otros de auténtico sopor) que transcurre entre neones y ensoñaciones transportando al espectador a una violenta y sangrienta historia de venganzas aunque el primer adjetivo haya sido exagerado por evidentes motivos de interés (prometer grandes dosis de crueldad siempre llama poderosamente la atención) y el segundo se consume mediante incesantes cortes (la mayoría de la acción sucede en un plano no observable para dar como resultado el rojizo del decorado). (Leer crítica completa…)

 

«Hooked Up» (Pablo Larcuen, 2013) por Daniel Espinosa

“La primera película rodada íntegramente con iphone”, versa entre exclamaciones el eslogan promocional de la que supone la ópera prima de Pablo Larcuen, genuinidad que debió cautivar a Jaume Collet-Serra para posicionarse como presentador de la misma, es decir, una especie de apadrinamiento (así como pequeña aportación dineraria extra al constar también como productor) que sirve para llamar la atención del público al leer el nombre de tan laureado cineasta en un cartel de corte puramente independiente en sintonía con la sumamente económica índole de la propuesta en cuestión, Hooked up, cuyo título significa “conectado” en sintomática correspondencia al dispositivo con el que es filmada; que la tecnología ha evolucionado en los últimos tiempos a pasos agigantados hasta no desmerecer lo más mínimos los aparatos adquiribles por parte de cualquier ciudadano a costosas maquinarias de la cinematografía clásica es una evidencia ya deducible desde hace mucho, pero que con un simple dispositivo telefónico se pueda conseguir algo tan espectacular como lo que se recoge en el presente largometraje era inimaginable hasta comprobarlo personalmente, pues por más que se diga y asegure que así es la única manera de saber si es verídico es teniendo la oportunidad de visionar el producto por uno mismo y, gracias a su incorporación en la programación del decepcionante Sitges Film Festival 2013 (nada menos que en la sección oficial a competición), muchos lo han podido hacer suponiendo uno de los pocos aciertos de tan progresivamente decadente certamen. (Leer crítica completa…)

 

 

RESEÑAS BREVES (Bruno Díaz)

«A Field in England» (Ben Wheatley, 2013)
Ben Wheathley continúa ofreciendo su película anual. En este caso con una aventura de fantástico lisérgica que estéticamente recuerda por momentos a The witchfinder general y conceptualmente quiere acercarse a Werner Herzog, no lo llega a conseguir por su insistencia en incluir humor negro, aburre en muchos momentos debido a su escueto guión y para el que suscribe solo destacan las secuencias alucinatorias que se quedan a medio camino. Para fans del británico.

«Only God Forgives» (Nicolas Winding Refn, 2013)
Hipnótica película que por fin revela la verdadera personalidad de Refn, libre de cualquier referencia y con un estilo muy depurado por encima del contenido, que no es moco de pavo. Llena de referencias a la mitología griega y cristiana pero usadas como fondo moral y no teológico. Cuenta con un reparto de excepción, escenas antológicas y una de las mejores fotografías que se recuerdan. La obra maestra de su director.

«L’étrange Couleur des Larmes de Ton Corps» (Hélène Cattet, Bruno Forzani, 2013)
Cattet y Forzani llevan al límite su propuesta en la versión masculina de la maravillosa Amer. Película compleja, pretenciosa, fascinante y espectacular. Además de las obvias referencias a Argento, Miraglia, Fulci y las películas de Edwige Fenech, encontramos a Buñuel, Chris Marker y sobre todo El año pasado en Marienbad. No para todos los públicos pero altamente recomendable. Se trata de una película que mira al pasado para hacer el cine del futuro. Preciosa selección músical.

 

 

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