Crítica. Afterparty (Miguel Larraya, 2013)
Estamos ante el típico filme de terror del que todo el mundo despotrica tiempo antes de su estreno, solo por tratarse de un producto patrio, por pertenecer a un género determinado, por la productora detrás (vale, todos coincidimos en que Telecinco es el Mal catódico) y por los actores participantes. No obstante, toca dejar a un lado esos prejuicios y dejarse llevar, para entregarse a un filme divertido, con sorpresas y que deja en pañales a muchas otras obras de horror procedentes del otro lado del charco. (Leer crítica completa…)
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