Crítica. «The Conjuring» (James Wan, 2013)

No conforme con apasionar al respetable con su sádica concepción de la justicia moral en Saw y acongojarlo con su particular mirada al encantamiento ochentero en Insidious (cuyo esperado segundo capítulo se estrenará en otoño de este mismo año centrándose en seguir conociendo la maldición que persigue a los protagonistas cuya conexión con un secreto de la infancia traerá tras de sí horribles consecuencias para los mismos, tras la cual el autor se dedicará exclusivamente a la presumiblemente innecesaria séptima entrega de A todo gas), James Wan se propone (y vaya si lo logra) aterrarlo, y lo hace adaptándose a los nuevos condicionantes políticos y económicos que en todo el planeta están provocando en el ámbito cinematográfico la aparición de una rica industria paralela a la convencional, la de bajo coste, descubriéndose nuevas formas de aproximarse al celuloide e innovadores modelos de negocio surgidos a raíz de la nefasta dinámica provocadora de una ostensible caída de las cifras inversoras; así, contando con un paupérrimo presupuesto de trece millones de dólares (es de suponer que mucho de él destinado al reparto de mediano renombre), la adaptación cinematográfica del libro escrito por la americana Andrea Perron titulado “House of Darkness”. (Leer crítica completa…)

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