‘Imago Mortis’ El estreno de la semana
Podríamos pensar que de la óptica es una rama reciente de la ciencia, pero desde los tiempos más remotos el hombre ha sentido una oscura fascinación por los ojos y los distintos efectos que las lentes producen al observar tras ellas.
Se dice que las antiguas civilizaciones prehispánicas ya hacían uso de rudimentarios cristales pulidos para optimizar la observación de las estrellas, ¿es acaso éste el nacimiento de la ciencia óptica? ¿Fueron estos primitivos cristales los que propiciaron una observación tan precisa de las estrellas?
La observación de la muerte ha despertado la fascinación de muchos a través de los tiempos, pero son los practicantes de la hermética alquimia los que más se han adentrado en estos ignotos parajes.


En Imago Mortis se nos presenta a Girolamo Fumagalli, un oscuro científico del siglo XVII obsesionado con la reproducción de imágenes. Sus pioneros experimentos supusieron el inicio de la Tanatografía, la reproducción de la última imagen fijada en la retina de una víctima a la que se le extraen los globos oculares en el momento justo de su muerte. Sus experimentos justificaron sus crueles crímenes, pero una vez descubierto, Fumagalli fue condenado a muerte y ajusticiado.
Y hasta aquí llega la ficción…
En el filme, Fumagalli es el discípulo de un personaje histórico absolutamente real, Athanasius Kircher. Este curioso personaje, todo un sabio de renombre en su época, siempre se interesó por la ciencia en todas sus vertientes, incluso por la lingüística (escribió multitud de curiosos tratados a este respecto, e incluso se atribuyó falsamente la capacidad de descifrar jeroglíficos egipcios). Auténtico hombre ilustrado, sintió inquietud por fenómenos como el movimiento perpetuo y la luz. En su tratado Ars Magna Lucis et Umbrae, Athanasius describe ciertos artilugios relacionados con la luz y las sombras. ¿Las primeras cámaras fotográficas?


Sorprendentemente esta paraciencia tiene un precedente completamente real. Como muchos otros descubrimientos, la Optografía (obtención de imágenes del globo ocular) tuvo su origen en la casualidad. A finales del siglo XIX, el fisiólogo alemán Wilhelm Friedrich Kühne se encontraba en su laboratorio experimentando con especímenes de ranas. Al examinar uno de los ejemplares, observó asombrado que en las retinas del animal se hallaba apenas visible una representación de una de las llamas que empleaba para calentar los matraces en sus experimentos. Kühne se percató de que esta imagen debía ser exactamente la última visión que la rana tuvo antes de morir.
Aún abrumado por tan perturbador hallazgo, Kühne se preguntó si sucedería lo mismo con los seres humanos… Se rumorea que tuvo una única ocasión de comprobar su macabra teoría con seres humanos. Se dice que tuvo la posibilidad de observar los globos oculares de un preso recién ejecutado, pero sus intentos por plasmar la última visión del desafortunado reo fueron infructuosos. Pese a su fracaso, la leyenda creció y se continuó especulando sobre la Tanatografía, hasta el punto de que llegó a considerarse su uso en los crímenes de Jack el Destripador.
Sus estudios continuaron, y se llegó a la conclusión de que efectivamente se podía obtener la última imagen grabada en la retina bajo ciertas condiciones especiales de iluminación.
Puede que las modernas tecnologías ópticas hayan desplazado los sorprendentes descubrimientos de Kühne, pero ¿y si alguien hubiese resucitado aquellas viejas y locas ideas hoy en día?
Sólo podremos descubrirlo a partir del 24 de julio en Imago Mortis…
Ficha de la película: ‘Imago Mortis’
Fuente: Way to blue