«Room 237» Some films stay with you forever. And ever. And ever (Sitges 2012)

«Some films stay with you forever. And ever. And ever». Así reza el eslogan de este documental meta-cinematográfico que trata de explicar, partiendo de una serie de narradores anónimos, las posibles teorías conspiratorias y oscuros subtextos que encierra El resplandor (1980) de Stanley Kubrick. Lo que el espectador descubre, finalizada la proyección, es que el mencionado eslogan no sólo hace referencia a lo esotérico y sugestivo de este clásico del terror moderno, sino a lo obsesivo que se puede volver dicho espectador tras visionar en exceso una película.

Rodney Ascher, director del film, no está descubriendo nada nuevo. A pesar de poblar su documental de cuantiosas referencias cinéfilas, dentro y fuera de la filmografía Kubrickiana, no ha hecho un trabajo académico, ni serio, ni preciso, ni equiparable -desde luego- a la también subjetiva y muy estimable The pervert’s guide to cinema (Sophie Fiennes, 2006) o a cualquier trabajo de Chris Marker. Tampoco creo que lo pretenda. De lo que sí nos habla Acher y muy bien es del poder magnético y especulativo que tiene el cine, el gran cine, sobre la mente del espectador y la fragilidad del mismo para acabar viendo fantasmas donde no los hay. Como trabajo de investigación, Room 237 es incompleta y ridícula. Como divertimento inofensivo, bromista y a ratos elocuente, es un placer.

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