Summer Camp. Un entretenimiento sin más (Sitges 2015)
Haciendo buenas las palabras de presentación de un humilde y sincero Alberto Marini, justo antes de que diera comienzo la proyección de “Summer Camp” en la nueva sala Tramuntana, nos esperaba ‘una cinta gamberra que lo único que pretende es que el público pase un buen rato de diversión’. Y en efecto, eso es lo que finalmente consigue la película. Ya que la ópera prima del guionista de “Romasanta. La caza de la bestia” (Paco Plaza, 2004), “Mientras duermes” (Jaume Balagueró, 2011) y la recientemente estrenada “Extinction” (Miguel Ángel Vivas, 2015), es a grandes rasgos un entretenimiento sin más, sin muchas convicciones de lo que se tiene entre manos.
A pesar de un arranque bastante aburrido que desdibujaba un ‘tostón’ monumental del que salir huyendo, las situaciones que comienzan a sucederse entre los personajes (dejamos al margen unas interpretaciones justitas que el propio subgénero nos permite pasar por alto), cuentan con un interés aceptable que crece poco a poco, resultando curioso presenciar el desenlace de lo que sea que les ocurre a esos chicos.
Cintas como “Cabin Fever” (Eli Roth, 2002) o “Gallows Hill” (Víctor García, 2013), comparten cierta similitud en varios de los aspectos argumentales, y en el camino que pretende seguir “Summer camp”. Aquí la terrorífica historia construye una especie de juego violento y macabro entre los personajes, que hace que el desarrollo sea dinámico y no haya tiempo para aburrirse.
La cinta pues, no gira entorno a un típico slasher con asesino enmascarado, y aunque tampoco inventa nada nuevo, si que arriesga con una fórmula atractiva de la que sale airosa gracias a unos buenos momentos sangrientos y contundentes, que dejarán alguna que otra secuencia destacable.
Una buena película que de todas formas podría a ver dado mucho más de sí de habérselo propuesto seriamente.