«Wrong Cops» el tropiezo de Quentin Dupieux (Sitges 2013)

Los amantes de lo surrealista y lo absurdo se relamían cuando se oficializó el regreso de Quentin Dupieux, el responsable de las geniales Rubber y Wrong (las cuales cautivaron a cierto sector del público), con su nuevo filme titulado Wrong Cops basándose en un cortometraje de mismo nombre que el cineasta francés realizó justo después de terminar su anterior producción (la segunda de las citadas anteriormente) protagonizado por Marilyn Manson y por el que se alzó con un premio en el Festival de Cannes 2012, siendo lo más preocupante de antemano el hecho de que se tomara un intervalo temporal de dos años para madurar las predecesoras y en esta ocasión no; el temor señalado se traduce en que la desconfianza por parte de las compañías sea enorme, motivo por el cual se estrenó el pasado doce de enero en el Sundance Film Festival 2013 y hasta el Sitges Film Festival 2013, ya en el mes de octubre, ninguna proyección más se haya llevado a cabo (de hecho no hay más fechas confirmadas por el momento en adelante), descartándose por ende que llegue a las salas convencionales y, aunque ello no tenía por qué relacionarse con la calidad de la película, en esta ocasión es así, pues no mantiene el mismo tono onírico que ha caracterizado al autor de tornar lo que no parece situarse fuera de lo común en un plano irreal, más próximo al género fantástico que al cómico aun siendo éste último el más reconocible por costumbre.

En un mundo donde el crimen ha sido erradicado qué ocurriría con el cuerpo del orden es la cuestión que plantea el director (su trayectoria se remonta a los doce años cuando empezó a filmar para poco después componer piezas electrónica bajo el pseudónimo “Mr.Oizo”, el cual utiliza en la actualidad para ejercer de productor musical) no de manera convencional sino rebuscada, elaborando un escenario en el que el delirio predomina frente a otros racionalismos menos atractivos para conformar una historia aparentemente mundana pero ciertamente compleja, lo cual es bueno hasta que uno se percata de que el guión no es nada sólido (dentro de la extravagancia del autor, por supuesto) y está plagado de matices que no exigen un segundo visionado para ser captados en su totalidad como suele suceder con toda obra que firma un autor tan peculiar como exageradamente imaginativo sino el repudio inmediato; lo que en la presente producción propone el director es simple y llanamente un sinsentido que abarca des del primer segundo (los propios créditos iniciales desfilan por la pantalla al compás de una arrítmica melodía que se prolonga durante toda la trama en diferentes variantes) hasta el último (un desacertado jolgorio celebrado en un cementerio instantes después de producirse un entierro) pero, a pesar de lo señalado, el hecho determinante del fiasco no es la irracional opción demagógica (las anteriores también apelaban al desconcierto pero éste estaba justificado por el devenir de los acontecimientos) sino la certeza de que el único arbitrio que funciona medianamente es el autorreferencial al observarse multitud de guiños con asiduidad (desde la breve aparición del protagonista de su último trabajo hasta el visionado en cierto instante por parte de una madre y su hija de la anterior), homenajes impropios al estar introducidos con nula correspondencia y atemporalidad (no por que vaya a ser recordada eternamente sino por suponer un englobado realmente indigerible). (Leer crítica completa…)

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