

«A Serbian film» (Srpski Film, 2010) es una de esas angustiosas películas cuyo visionado, hace que luego sea difícil conciliar el sueño, y no por el terror o las imágenes explícitas que podamos presenciar en ella, sino por el mal cuerpo que consigue dejarnos a través de la dureza de su entramado, y de los desagradables sentimientos que crecen en nosotros, al mismo tiempo que en el protagonista. Unos sentimientos que en la cinta van de menos a más. Cintas como «Irreversible» (Irréversible, 2002) de Gaspar Noé y la escena protagonizada por Monica Bellucci, el clásico de los 70 «La última casa a la izquierda» (The Last House on the Left, 1972) ópera prima de Wes Craven, o cintas asiáticas como «Grotesque» y «The Butcher», son algunas de las producciones cinematográficas que se asemejan a la cruel cinta que nos ocupa, por el mal rollo que transmiten, reflejando una dañina y morbosa realidad disfrazada de ficción.


El director del film, Srdjan Spasojevic, quien también escribe el guión junto a Aleksandar Radivojevic, utiliza la crisis económica actual como telón de fondo, para contar una historia que básicamente transcurre entre la violencia y el sexo, mostrados de manera amarga y desmesurada. Una cinta cruel e incómoda que llevará al protagonista, un actor porno retirado, a traspasar la delgada línea de lo morboso, donde la violencia gratuita y el sexo sin límites, construyen un negocio tremendamente enfermizo.


El director sabe como hacer daño, y muestra su propósito en forma de anécdota familiar nada más comenzar el film, con la secuencia en la que vemos a un niño de 7 u 8 años viendo una película porno, en la que además, su padre es el protagonista. Esto es solo la simpática conexión a todo lo que veremos o presentiremos más tarde, ya que en los primeros minutos, la cinta cuenta con constantes coqueteos entorno al tema de la pederastia, que sin llegar a hacerse evidentes, te mantiene en esa angustiosa espera. Pero lo que más asusta de todo lo que envuelve la cinta y su terrible historia, son las palabras del propio director, que definía así su propia película y la situación actual de su país: «A Serbian Film» es una cinta que retrata de manera muy cercana, la situación actual de un país con problemas económicos, donde el crimen organizado y los negocios turbios, transforman a las personas en meros objetos». Unas inquietantes declaraciones que de ser ciertas, demuestran que en muchas ocasiones la realidad supera a la ficción.


A partir de ésta dura reflexión, y tras visionar la película bajo un estado de inquietud, que me llevó a constantes intentos por abandonar la sala, me pregunto, ¿En el cine se puede tocar cualquier tema sin tener en cuenta su crudeza?, ¿No tendría que haber un límite que el séptimo arte debería respetar? O sin embargo, todo vale y todo se puede filmar mientras venda y cree polémica. Y no estoy hablando de imágenes sangrientas o explícitas, que también las hay, sino de aquellas que tocan algo demasiado íntimo e infranqueable, algo que Srdjan Spasojevic filma, presenta y hasta se recrea, casi con toda naturalidad y sin censura moral.


El desarrollo final del film, y la forma en que nos vamos enterando de lo sucedido después de un momento puntual de la historia, (que de nuevo conocemos al mismo tiempo que el protagonista), ayuda a destrozarnos por completo, y todo termina por mostrarse tal y como esperábamos, o seguramente peor de lo esperado, en una escena donde se desata el morboso y repulsivo propósito de todo, junto a la mayor crueldad y dramatismo posible. Un desenlace, que aunque me sepa muy mal decirlo, logra interesar, y confirma las sospechas que durante su visionado ha ido paseando por nuestra mente enferma.



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