Después de la Vida (2010)
Cinta sobrenatural que supone el debut en el largometraje de la directora Agnieszka Wojtowicz-Vosloo, quien realiza un aceptable trabajo lleno de inquietantes cuestiones que a su vez, ponen sobre la mesa la posible respuesta a eso que tantas veces nos hemos preguntado, ¿Que nos sucede después de morir? La cinta se compone partiendo de una dramática situación, como es la muerte de una joven en un accidente automovilístico, pero abre rápidamente el misterio que nos guiará durante la trama, cuando la protagonista se encuentra en la mesa de un tanatorio aparentemente con vida. A partir de aquí, los sucesos, que quizás avancen a un ritmo demasiado lento en determinados momentos del film, nos sitúan adecuadamente en la experiencia sobrenatural que está viviendo la joven, que nos llevará por un camino de pesadillas, engaños y esperanzas, que poco a poco nos harán navegar entre dos aguas.
Caras conocidas se dan cita en la cinta, personajes que en el film forman el triangulo misterioso de la historia, como son el veterano Liam Nesson, la consagrada Christina Ricci y Justin Long, el joven protagonista de «Jeepers Ceerpers» (2001). Un plantel de calidad que hace ganar en expectativas al trabajo de Agnieszka Wojtowicz-Vosloo, actores que realizan correctos papeles que van evolucionando ante las diversidades que plantea el entramado.
La directora, quien se encarga también del guión, nos muestra por un lado a Elliot Deacon, interpretado por liam Nesson, un tanatopractor encargado de preparar a los difuntos para el velatorio. Un personaje que además posee el don de poder hablar con los muertos, quien acostumbra a responder a las preguntas de aquellos quienes se encuentran entre la vida y la muerte. Además, este personaje dados lo acontecimientos que se van sucediendo, estará envuelto durante todo el film por el misterio y una posible segunda identidad. Anna Taylor, interpretada por la actriz Christina Ricci, es una joven que tras sufrir un accidente y despertar en una camilla, duda de lo que Elliot le explica, su personaje vivirá momentos aterradores, y abrirá infinidad de preguntas que también nos haremos nosotros mismos. Un personaje que sufrirá en sus carnes el paso al otro lado, como si fuera un verdadero cautiverio. Paul Coleman, (Justin Long) es el novio de Anna, una pareja que en los últimos momentos juntos no atravesaban una buena relación hasta que la muerte se cruza en sus caminos. Este personaje, a través de sus esperanzas, moverá la trama por el camino de un posible engaño y encubrimiento del estado de su novia.
En definitiva, la directora elabora una historia de fantasmas con un enfoque arriesgado, aunque a la postre resulta ser funcional y tremendamente original, en el que sabe jugar bien sus cartas, manejando correctamente cada uno de los personajes, y llenado cada momento del film con misterio tanto sobrenatural como racional, mezclando algo tan desconocido e interesante, como es el paso de la vida a la muerte, con pesadillas, engaños y visiones, todo con una perfecta fotografía y estilismo.
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