Borgman (2013)
SINOPSIS
Un grupo de hombres armados persigue a Borgman, que vive en el bosque, bajo tierra. Borgman se refugia en la casa de una familia adinerada. Su presencia sigilosa irá calando en la estructura familiar; más, cuando su tropa de extraños compinches haga su aparición. Un relato fantasioso y crítico, que hará las delicias de los amantes de películas como Canino.
CRÍTICA
Ver una película sin prestar atención a los diálogos, insonorizándolos o eliminando los subtítulos si los actores hablan en un idioma que uno no entiende puede resultar interesante, pero cuando se trata de una cinta como la que propone Alex Warmerdam evidentemente el experimento es inútil y exasperante aun habiendo ciertos casos donde la imagen domina claramente sobre unos diálogos secundarios y prescindibles o incluso en casos más comunes donde estos aportan información el ignorarlos fuerza a desentrañar el sentido de una historia no solo a partir de la imagen sino de los gestos de los personajes y del contexto en que se mueven en cada momento, sirviendo únicamente para comprobar hasta qué punto el filme es capaz de contarse visualmente, un trabajo con todo más propio de un deber académico al que nadie querría verse sometido en circunstancias normales siendo no obstante consciente de que su posible utilidad ayuda a encarar algún caso que se presente inicialmente contra la voluntad propia (las circunstancias pueden ser tan diversas como los gustos); aunque la deducción a la que se hacía mención anteriormente no es muy difícil porque sobre todo en sus primeras secuencias el metraje apuesta por una clara prevalencia del cuadro sobre el sonido aunque éste contribuye al calado surrealista y en parte filosófico de una cinta que cuenta entre sus principales méritos su combinación de ambigüedad y explicitud, lo cual se pone de manifiesto sobre todo en algunas secuencias intrigantes e inevitablemente hilarantes como el plan trazado por el protagonista junto con sus compinches para asesinar al jardinero para que tome su lugar tras afeitarse, subtrama que está al servicio de la progresiva demonización que pretende ejercer este grupo marginado sobre la aventajada pareja, sus niños y su niñera, pero tal objetivo solo se desvela al final, siendo lo afortunado de esta secuencia que se basa en gran parte en el gag visual, sucediéndose acciones extravagantes y chocantes que mantienen al espectador en vilo y que en último lugar lo satisfacen por la conexión que se establece entre todas ellas, un plan tan brillante como inverosímil que funciona siendo consciente del sustrato fantástico de la cinta, sino se antojará paradójica.
Todo en la película sucede sin prisa, pero lo bueno es que no dejan de suceder cosas, pues el protagonista del filme es como una hormiga que no para de trabajar, siempre moviéndose, siempre maquinando, su frialdad a la hora de actuar deja perplejo al público y su sentido del humor es simplemente genial, ayudando a que la propuesta sea inquietante como mínimo, algo a lo cual contribuye enormemente el (también lo firma el mismo director), cuidado hasta el mínimo detalle y avanzando de forma firme hacia un final que aunque no es inesperado debido a que el filme respeta una constancia lineal sin acontecer ningún giro importante sí tiene un cierre más que digno; en una entrevista realizada en el pasado Festival de Cannes 2013 el autor aseguró que con la edad se está volviendo malvado, parecer vil que ha inyectado a sus personajes dotándoles de una pócima perversa que corroe por dentro a sus criaturas y las mantiene por fuerza con un cierto aire de normalidad, y es que la inquietud deja paso al sarcasmo retorciéndose sobre sí mismo cual parábola de corto recorrido para dotar al mensaje, genérico y desenfocado, de cierta genuinidad que lo aleje de un prescindible homenaje autocrítico resultado de mezclar sus experiencias amorosas, lo cual se logra a base de ingeniosas maniobras narrativas basadas en la manipulación más hábil y efectivista que uno pueda imaginar, la del encandilamiento paulatino demostrativo de la unión de dos refranes, las apariencias engañan y la primera impresión es la que debe prevalecer.
Tres cazadores (entre los que se encuentra un cura, un herrero y otro hombre sin profesión conocida) rastrean el subsuelo de un bosque en el que habitan varios mendigos con el propósito de expulsarlos de su hábitat subterráneo (las motivaciones no se dan), siendo uno de los afectado un tal Camiel Borgman (Jan Bijvoet, realmente brillante en su complicado cometido e incluso majestuoso en los compases en los que debe pasar desapercibido por exigencias del guión), un asesino buscavidas que consigue huir dejando atrás sus pertenencias hasta conseguir entrar (tras varios intentos fallidos) en un chalet inmaculado gracias a la pena que provoca su situación en la dama de la casa pretendiendo introducirse en la misma con artimañas argumentales y morales (éstas enseguida recuerdan a las de Funny Games, siendo así la impresionante y pictórica secuencia introductoria que muestra sin explicaciones de por medio la esencia de la producción en su conjunto); a partir de entonces la narrativa gira en torno a la estancia de este extraño en el hogar de una familia de clase alta perturbando su hasta entonces apacible y próspera cotidianeidad con una trama similar a la que se ha usado en otras películas aparte de la de Michael Haneke, sin embargo, la operatividad del invasor quedará grabada en la mente de tal forma que la historia tendrá asimismo desde un principio la connotación de una lucha de clases e incluso de la revolución de la clase baja, representada ésta última por hombres y mujeres demoníacos liderados por el enigmático, misterioso y seductor ser que más adelante altera su apariencia haraposa por una mucho más elegante poniéndose al frente de otros cuatro para hacerse con el hogar burgués (aunque pueda parecer que haber mencionado esto último es sinónimo de destripar por completo el desenlace no lo es en absoluto, de veras), de forma sutil pero dejando marca, sin pausa pero sin prisa, hasta tener el control absoluto de lo que al principio era un clan de diseño y no acaba siendo más que un grupo de marionetas en manos del recién llegado inquilino como el que más aun residiendo en la pequeña cabaña de verano adjunta.
La película finalmente es tan satisfactoria como prometía ser durante la mayor parte de su metraje (funciona espléndidamente los cuarenta primeros minutos y en la segunda mitad flaquean determinados compases) al mantener una fuerza espeluznante y descentrada tal que un mero thriller doméstico se antoja astuto, traicionero y a ratos hilarante, una especie de fábula maliciosa con notables dosis de malicia (aunque en muchas ocasiones no se sepa con certeza con qué función e intención se ha introducido), un cuento para adultos donde los malos enamoran y los buenos desencantan, una pieza delicada y sugerente con un precioso corte y confección, una película (muy) dura albergadora de un buen número de imágenes que costarán de olvidar durante mucho tiempo y por las que la misma se convierte en una pieza de culto instantánea al mostrar explícitamente más bien poco (no obstante lo que se plasma se hace con suma violencia) e insinuar en desmesura, puede que incluso más de lo debido al no resolverse lo sugerido en su totalidad; también ayuda a crear la sensación de plenitud el conjunto de escenarios con mobiliario de diño escandinavo y una trama que, estando muy bien entrelazada que pone el foco en los límites de la perversión humana, despertando un irracional pavor que más que verse en la pantalla, aparece en la mente del espectador, un terror psicológico que plasma a la perfección el mundo paralelo en el que vivían las tres hermanas protagonistas de aquella obra maestra titulada Canino, cinta que guarda enormes similitudes con la presente a pesar del gigantesco espacio que se para a una de la otra y la diferencia de resolución final entre la una y la otra, ya que mientras que aquella optaba por la incisión más extrema y ésta hace lo propio dejando al respetable un tanto frío al no respetar en demasía la tónica habitual de modo de operar del todopoderoso personaje principal, algo que al mismo tiempo dota de más misticismo e ideologismo a una propuesta repleta de mensajes (la comparativa entre el hombre y la naturaleza que se da a partir de cimentar la cabeza de un difunto para lanzarlo al agua y observar así la similitud entre éste y una alga marina es sublime a la par que inquietantemente graciosa).
Sin embargo, no todas las escenas aportan algo significativo de cara a su indudable mensaje ni todos sus elementos contribuyen a la pretendida dosis de turbación e hipnotismo (la escasa música, por ejemplo, podría haber acentuado dicha sensación pero en vez de ello pasa desapercibida, por lo que casi habría sido mejor prescindir también de ella), fruto de un considerable descenso de ritmo a partir del ecuador aun manteniendo, por el contrario, una coherencia meritoria de estilo elegante con una cámara siempre sostenida por algún soporte y apoyada por una fotografía nítida y colorida (no se utiliza pues el recurso inmaduro de la narrativa agitada y las capturas sombrías para transmitir desasosiego, sino que el mismo resulta precisamente de la reversión y la perversión que se ejercen sobre un decorado familiar y acogedor); técnicamente y conceptualmente Borgman es por todo lo expuesto un trabajo conseguido, aunque dramáticamente tenga sus altos y sus bajos, desde la exterminación fallida a cargo de unos prohombres igual de inmorales que los desgraciados que pretenden eliminar hasta la inexorable victoria que estos últimos alcanzan sobre unos miembros menos preparados de la sociedad contagiándoles de su malicia y arrastrándoles de vuelta a su hábitat inicial, un cuidado esfuerzo el de este cineasta holandés que deja cierto poso pese a su irregularidad y donde al fin y al cabo las palabras y subsiguientes elucidaciones están de más pero glorifican más si cabe un producto más que decente aun sin llegar a poder catalogarse de notable al no ser fácil etiquetarla en un género específico a pesar de satisfacer al contener sorpresas varias a través de una narrativa algo densa pero plagada de un exquisito humor negro que hace olvidar sus defectos.
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FICHA TÉCNICA
Título original: Borgman
País: Holanda
Año: 2013
Duración: 118 min.
Productora: Angel Films / Epidemic / Graniet Film BV
Director: Alex van Warmerdam
Guión: Alex van Warmerdam
Reparto: Jan Bijvoet, Hadewych Minis, Jeroen Perceval, Tom Dewispelaere, Sara Hjort Ditlevsen, Eva Van de Wudeven