Cabin Fever 2:Spring Fever (2009)
La secuela continua el sangriento rastro que lleva con sí el virus, que ahora llega a la ciudad ensañandose con un grupo de adolescentes que celebran una fiesta de graduación.
Ocho años después de que Eli Roth debutara tras la cámara con ‘Cabin Fever’, película que para algunos llegó a convertirse en una cinta de culto, Ti West, director de ‘The Roost’ y la reciente cinta de aire retro y connotaciones diabólicas ‘The House of the Devil’, se hace cargo de la esperada secuela, afrontando la difícil tarea de mantener el nivel y la aceptación que obtuvo el film por parte del público.
De hecho, Ti West consigue gran parte de ese cometido en los primeros minutos, ofreciendo al ansioso espectador una continuación en toda regla, donde vemos en movimiento varios elementos que dejaron abierto el final en la cinta de Eli Roth, como es ver al protagonista de la historia saliendo del río contaminado, o al camión de agua embotellada que sale del pueblo en dirección a la ciudad. Esta secuencia nos pone en situación, dejando claras las intenciones de la película, la cual seguirá contando con aquel humor negrísimo con el que contaba la cinta del 2004.
Después de eso, la cinta cambiará bastante de la original, ya que si la primera ‘Cabin Fever’ mostraba un humor negro y sátiro, combinado con la sangre y el gore en algunas de sus escenas, algo que en cierto modo también hace la cinta actual de West, Eli Roth en el film original, también sabía mantener en todo momento el terrorífico clímax que envolvía los sucesos de la historia, como el inesperado visitante, los enfrentamientos entre los personajes o el angustioso escenario en que se situaba la acción, un conjunto que separaba de algún modo la comedia del terror.
La secuela, que tampoco está mal conducida por West, no brilla para nada en este aspecto, no hay terror en la cinta y tampoco se intuye, quedando todo relegado solo a una divertida y entretenida cinta más de universitarios en su noche de graduación, que inevitablemente va perdiendo fuerza en el transcurso. Destacar eso sí, los correctos momentos gore que contiene la película, llamativas escenas que salvan la papeleta de una secuela demasiado esperada.
En definitiva, la cinta dirigida por Ti West sigue las pautas de una secuela sin concesiones, y en este caso, el contenido cómico es mayor aunque se muestra más forzado, y utiliza algo que siempre funciona, mucha más sangre y muchas más muertes.
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