Charlie y la Fabrica de Chocolate (2005)
Charlie es un niño perteneciente a una modesta familia, que a pesar de vivir en una destartalada casa, apenas tener para comer, y cuidar una anciana enferma, son los mas afortunados de toda la ciudad. Y es que en casa de Charlie se respira el amor y la felicidad.
El pequeño sueña cada día con la fabrica de chocolate de Willy Wonka, misterioso personaje al que hace mas de 15 años que no se le ve salir de su fabrica, y que un buen día, decide hacer un sorteo, que tendrá 5 ganadores:
5 chocolatinas repartidas en todo el mundo contienen en su interior un billete dorado. Aquellos que lo consigan tendrán derecho a pasar todo un día dentro de la fabrica, en compañía de un adulto, y guiados por el mismísimo Willy Wonka. De entre esos 5 afortunados, solo un ganador que se llevará un premio jamás soñado…
¿Que mejor regalo para el pequeño Charlie que ganar uno de esos billetes dorados? ¿Pero como?, Son tan pobres que tan solo se pueden permitir una chocolatina al año, el día del cumpleaños del pequeño.
Sólo la suerte y el destino, harán a Charlie ganador, y en compañía de su abuelo descubrirá la magia de la fabrica de chocolate de Willy Wonka, ¡y quien sabe que más sorpresas!
Hay una cosa que se le da de muerte a Burton, y es crear atmósferas mágicas, y mundos de fantasía. Lo consigue tal vez, porque intenta crear los escenarios, en vez que de colocarlos sobre el fondo «azul» con el ordenador. No hay palabras para describir lo bonita que es la fabrica por dentro, como una jungla de dulce, con cascadas de chocolate, flores de merengue, gelatinas y algodones de azúcar por todas partes!
Los llamativos vestidos de los personajes y el toque excéntrico de Wonka, interpretado por Depp, alter ego del director, hacen que pueda presentar este film como «Burton en estado puro».
Como buena adaptación del clásico de Dahl, este cuento para niños tiene su moraleja, los niños malos pierden, el niño bueno gana, pero no os dejéis engañar por la apariencia infantil de la película, ya que tiene detalles bastante duros y crueles, que me hacían preocupar por los niños que me rodeaban en la sala. ¿Que pensarían al ver a una niña que casi muere incinerada? ¿O de una vaca que esta siendo aporreada por unos hombrecillos diminutos con el mismo rostro, con el fin de obtener leche batida?.
Al margen de esos pequeños detalles, la película tiene una tónica mas bien de amor en general, amor por la familia sobre todo. El corazón de Charlie destaca sobre los otros 4 niños, que son los defectos personificados: gula, avaricia, soberbia, egoismo… Tónica que quizás pueda ser criticada, ya que a veces puede resultar empalagoso tanto amor por todas partes, amor por parte de los 4 abuelos de Charlie compartiendo la misma cama, que hace las veces de mesa, amor cuando el padre de Charlie se queda sin trabajo, amor cuando la cena diaria es «sopa» de repollo… pero no hemos de olvidar que estamos frente la adaptación de un cuento infantil, que acaba de cumplir por cierto cuarenta años.
La banda sonora, corre otra vez a cargo del pelirrojo Danny Elfman, compositor habitual (y amigo) de Tim. Brillante su trabajo con las canciones de los Oompa Loompas, donde no solo compone la melodías, si no que también las interpreta!.
Una película con la cual, disfrutaran mayores, sean seguidores del loco despeinado llamado Burton o no, y por lo que pude ver en la sala, hará las delicias de los más pequeños.
Destaco la actuación de Depp, poco se puede decir ya de sus interpretaciones, ya no solo bajo la mano de su amigo Tim, y de «el» o «los» (según como se mire) geniales Oompa Loompas. No os perdáis el guiño a los geniales Queen que hacen estos, en una de sus divertidísimas actuaciones!
Mención de honor para el gran Lee, que aquí interpreta al doctor Wonka, un estricto dentista que prohíbe a su hijo, uno de los mayores placeres de la vida ( sobretodo si eres niño), convirtiéndose así en su obsesión: Los dulces.
La escena: La destartalada casa de la familia de Charlie, torcida y cayéndose a pedazos, en medio de una preciosa ciudad. Realmente encoge el corazón.
El momento: Uno de los personajes más repelentes de toda la película, obtiene su merecido al meterse con el enigmático mundo animal… ¡no les toques las nueces a las ardillas!
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