Crimes of the Future (1970)

Las extrañas investigaciones del dermatólogo Antoine Rouge son reemprendidas por Adrian Tripod en un lugar llamado “La Casa de la Piel”.
Las vanguardias cinematográficas, con representantes tan ilustres como Jean Epstein, Maya Deren o Jean-Luc Godard; directores rusos como Serguei Eisenstein, Vsevolod Pudovkin o Alexander Dovzhenko; o incluso, en la actualidad, representada por ciertas películas de José Luis Guerin, han aportado no pocos elementos innovadores al cine, permitiendo que este pueda seguir evolucionando. Por supuesto, estas palabras no pretenden ocultar que ese tipo de experimentación en bruto ha originado multitud de películas absolutamente prescindibles: simplemente son campos de prueba para experimentar con libertad absoluta, intentando hallar nuevas formulas visuales que funcionen y resulten atractivas, aunque por el camino un porcentaje muy elevado de las mismas lleven a la nada más absoluta. Son un riesgo necesario para que cualquier arte logre evolucionar.
En 1969, David Cronenberg inicia su andadura cinematográfica, tras un par de cortometrajes (el segundo de ellos, “From The Drain, 1967”, que es el único que he logrado ver, es realmente malo), con una película, titulada “Stereo”, realmente horrible, pero profundamente anárquica en relación al uso de las formas: la, en muchos momentos, ausencia de jerarquía entre los planos; la ausencia casi completa de una narrativa tradicional; ausencia del sonido (aunque utilice en momentos puntuales algunos muy artificiales), el uso de una voz en off que prácticamente siempre resulta inútil para el espectador, etc…
Pura vanidad de estudiante cinematográfico: sin dominar las reglas clásicas del lenguaje, Cronenberg pretende transgredirlas a lo grande, logrando como resultado una película tediosa, aburrida, extraordinariamente pretenciosa y pedante…en fin, errores de juventud, al que en realidad sólo deberían acercarse los que pretendan estudiar la forma de filmar del director canadiense y su posterior evolución hacia formas mucho más clásicas (¡!) que las aquí mostradas.
Su siguiente largometraje apenas puede diferenciarse de “Stereo”: “Crímenes del Futuro” parece filmada pocos meses más tarde que aquella por un Cronenberg empecinado en acometer el mismo tipo de experimento. Sólo varia el uso de película en color, ya que la anterior estaba filmada en blanco y negro.
Pese a todo, las dos películas dejan entrever el mundo de Cronenberg de forma esquiva: edificios de aspecto futurista con profusión de elementos metálicos y cristal; centros de investigaciones médicas de todo tipo; la presencia del sexo como elemento contaminante o creador de conflictos entre los seres humanos; la telepatía y ciertos tipos de poderes extra-sensoriales muy concretos: “Cromosoma 3” y “Scanners” serían la clara evolución de estos aspectos, con posterior presencia parcial en la obra del director. Probablemente, reflexionando sobre ellas aparecerían más aspectos temáticos desarrollados y madurados posteriormente, pero tampoco vale la pena ser exhaustivo con unas películas que, en lo que más nos importa, la creación de buen cine, fracasan estrepitosamente. Lo dicho, sólo para verdaderos aficionados (o expertos) al cine de Cronenberg.
Apuntar por último, como evidente demostración del talento de Cronenberg, que un cortometraje realizado dos años antes que “Spider”, de título “Camera”, y de únicamente 6 minutos de duración, resulta más creativo y apasionante que las más de dos horas de duración que, en conjunto, suman sus primeros largometrajes. La ausencia de “Camera” en este estudio se debe a su no pertenencia (que podría ser matizada) al territorio fantástico.
como voy a comentar si no puedo ver la pelicula.