Dorothy Mills (2008)
Jane Morton es una psiquiatra a la que le asignan el caso de Dorothy Mills, una joven de 15 años de edad de una remota isla Irlandesa, que es acusada de tratar de asesinar a un bebé al que cuidaba… Al llegar al lugar, Jane descubrirá una pequeña, religiosa y fría comunidad aterrorizada por una serie de misteriosos eventos y un terrible secreto que guarda la gente…
La directora francesa Agnès Merlet, sigue los pasos de compatriotas suyos como Pascal Laugier, Alexandre Ajá o Fabrice Du Belz, y se introduce en el cine de terror y misterio, cambiando su registro personal tras realizar hace más de diez años, el drama biográfico «Artemisia».
La directora, que pretende contar en la película una dramática historia y un complejo misterio oculto en el pasado de un pequeño pueblo costero, se adentra con él en un terror psicolócigo de tintes paranormales, encauzando una trama que baraja diferentes vertientes, como son los problemas psicológicos, desdoblamientos o multiples personalidades, posesión e incluso espíritus, y para ello, no siente la necesidad de caer en efectivas escenas sangrientas o grandes efectos visuales, puesto que la fuerza de la historia recae en el personaje principal de Dorothy Mills.
Este sugerente personaje, guarda ciertas similidutes con la niña protagonista en la excelente ‘La mala semilla’ (Bad seed) dirigida por Mervyn LeRoy en 1956, como podemos apreciar en diferentes aspectos tratados en el film. La estética, una apariencia dulce, aniñada, y la personalidad cambiante y agresiva que sufre este personaje en determinados momentos, son prueba de ello, cambios motivados por causas diferentes en los dos films, pero que hacen recordar inevitablemente a la cinta clásica. En el film de Agnès Merlet, la joven actriz Jenn Murray, da vida a Dorothy, una babbysitter que es acusada por el intento de asesinato del bebé que tiene a cargo, una actriz que realiza un estupendo trabajo interpretativo, que tiene que lidiar hasta con cinco personajes diferentes que van entrando en escena a demandas del guión.
El escenario juega un papel importante en la historia, y todo el drama familiar que vive Dorothy y el pueblo en general, está reflejado por el paisaje frío, lluvioso y sombrio de las islas británicas donde está ambientada la historia, creando un climax acorde con la trama.
Una misteriosa historia que se beneficia de un buen ritmo argumental, en la que crece una notable incertidumbre sobretodo en la parte final, a pesar de que sabemos o intuimos, como en muchas historias del estilo, de que el centro de todo, lo que mueve el mal en este caso, tiene que ver con el pasado del pueblo en el que transcurre la acción. Un final decente que firma una notable producción, a pesar de estar por debajo de las espectativas creadas.
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