Furia Ciega (Drive Angry, 2011)


Los excesos interpretativos de Nicolas Cage encuentran aquí su perfecta justificación, en un filme al estilo Grindhouse (obra del maestro Quentin Tarantino, en compañía de su amigo y siempre espectacular director Robert Rodríguez, una especie de guiño al cine de serie B con una banda sonora acorde) que no logra ser tan malo como los mejores títulos del género ni tan bueno como las recientes muestras (aunque se acerca más a la primera clasificación). Sus injustificadas grandes dosis de violencia, sangre y acción no son el gran problema de esta película en comparación al enorme lastre que supone un pésimo guión y una gran falta de energía en su tramo final (como en casi toda la cinta, en la que sin embrago sí parece estar aprovechado más el 3D que en producciones recientes como Sanctum 3D).
Milton (el tan regular, pero en sentido peyorativo, Nicolas Cage) se ha escapado del infierno con el objetivo de ejecutar su venganza sobre el líder de un culto satánico responsable del asesinato de su hija. En su camino se topa con Piper (la preciosa Amber Heard), una camarera con coche pero sin tener a donde ir, quien se une a su viaje tras una fuerte discusión con su prometido (como no, el bueno de Cage interviene como defensor). Mientras se aproximan a su objetivo, Milton es perseguido a su vez por la figura de El Contable (William Fichtner, de largo el mejor de la película, aportando a la misma carisma y el toque de humor que tanto necesita para poder ser soportada), alguien con poderes sobrenaturales al servicio de Lucifer cuyo objetivo es devolverle al infierno, del que ha escapado para vengarse de la cruel secta satánica que asesinó a su bebé (encabezada por Billy Burke, que intenta dotar de personalidad a su personaje pero que apenas logra sacarlo de un fatídico ser).
Básicamente esa es la trama de Furia ciega, un filme falto de chispa que sin embargo consigue entretener, merced a un buen apartado técnico y grandes momentos de acción (la escena en la que Milton se está acostando con una mujer y de repente comienza un tiroteo es brutal, magnífica a la par que absurda).
Señalo que se asemeja a una producción de serie B porque estos filmes siempre tenían los mismos ingredientes: mucha violencia, sangre, posiblemente algo de gore, mujeres desnudas sin venir a cuento, terribles actuaciones, un guión de risa y bastante sinsentido por norma general. Pues bien, todo esto lo posee Furia ciega, tanto para bien como para mal, resultando un metraje que se deja ver pero apenas llega al aprobado justito (una trama tan nefasta no puede salvar un par de escenas admirables).






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