Cisne Negro (2010)
Nina (Portman) es una bailarina en una compañía de ballet de la ciudad de Nueva York cuya vida, como todos los de su profesión, se consume totalmente en la danza. Ella vive con su obsesiva madre, la ex bailarina Erica (Hershey), quien ejerce sobre ella un control asfixiante. Cuando el director artístico Thomas Leroy (Cassel) decide sustituir a primera bailarina Beth MacIntyre (Ryder) para la apertura de la nueva temporada de su producción, El Lago de los Cisnes, Nina es su primera opción. Pero Nina tiene competencia: una nueva bailarina, Lily (Kunis). El Lago de los Cisnes requiere una ballerina que pueda interpretar tanto el cisne blanco ‘la inocencia, la gracia’, como el Cisne Negro, que representa ‘la astucia y sensualidad’. Nina se ajusta al papel del cisne blanco perfectamente, pero Lily es la personificación del cisne negro. Mientras las dos jóvenes bailarinas se trenzan en una retorcida amistad con mucho de rivalidad, Nina entra en contacto con su lado más oscuro…
Precedida por un buen número de nominaciones en la 43 edición de los Oscar (entre ellas las de Mejor Película y Mejor Actriz, los dos galardones más importantes de este prestigioso certamen), Cisne Negro llega a nuestras salas el último trabajo de Natalie Portman, que deja a un lado las ensaimadas que lucía en su papel de Padmé Amidala en la segunda trilogía de Star Wars para convertirse en una profesional del ballet, dirigida magistralmente por Darren Aronofsky (recordado por los amantes del cine por ser el responsable de aquella magnífica Réquiem por un sueño, allá por el año 2000).
La película narra el sueño de una bailarina de ballet, Nina (Natalie Portman), por convertirse en una profesional destacada en estos lares. La oportunidad de su vida llega cuando Beth (Winona Ryder) se ve obligada a retirarse, fruto del paso del tiempo y, principalmente, por decisión de Thomas (Vincent Cassel), director artístico de la importante compañía que tiene en mente estrenar en breve una nueva versión de “El Lago de los Cisnes”. En esta ocasión pretende traspasar todas las fronteras, superando cualquier obra anterior, convirtiéndola en el máximo exponente de la transgresión, y para ello necesita una bailarina completamente entregada y que transmita en todo su esplendor lo que el papel exige.
Nina encarna a la perfección el personaje de Cisne Blanco, pero en cuanto a su alter ego, el Cisne Negro, no da la talla, así que comienza a tomarse (demasiado) en serio el tema, convirtiéndose en algo personal. Empieza a ver a todas sus compañeras como enemigas (especialmente a Lily, Miula Kunis, quien posee las dotes perfectas para encarnar al Cisne Negro), haciendo todo lo que está en sus manos (y en su mente) para superarlas y hacerse con el papel.
La metamorfosis de Nina de inocente y tímida a astuta y sensual va cobrando forma a medida que avanza la trama, y con cada nuevo suceso (todos fruto de su imaginación y el afán por destacar entre las demás para conseguir su meta) irá teniendo lugar esa transformación que necesita para bordar el papel que se le ha sido encomendado. Tendrá lugar de esta manera una espiral de emociones y sucesos sobrenaturales, descendiendo al mismísimo infierno para alcanzar una interpretación inmaculada.
Cuenta la historia de “El Lago de los Cisnes” que una joven sufre una maldición convirtiéndose en un cisne, y que únicamente podrá volver a ser humana cuando un príncipe se enamore de ella. El príncipe aparece en su vida, pero el problema radica en que se enamora del cisne negro, un animal completamente opuesto a ella y que logrará llevar al lado oscuro del placer y las banalidades al teórico salvador de la chica, que únicamente ve la salida en el suicidio. ¿Será éste el final que depara a Nina en aras de alcanzar la perfección?
Darren Aronofsky reinterpreta el guión clásico de Dr.Jekyll y Mr. Hyde (obra originaria de Mark Heyman y Andres Heinz). Todos los elementos y lugares comunes del género están aquí presentes: el desdoblamiento del yo como un gemelo oscuro, un “ello” que tapa todas las inseguridades y miedos de la protagonista y que la libera de su represión y, por si fuera poco, un recalco con planos subjetivos de lo anteriormente mencionado, en los que la cámara se posiciona figuradamente sobre el hombro de Nina mostrándonos el mundo a través de sus ojos. Estos recursos logran hacernos partícipes de la visión de la protagonista, al mismo tiempo que nos transmite su dualidad, viendo lo que ve ella, siguiéndola incondicionalmente a través de su transformación. Se trata de la quinta película de este director, cinco largometrajes en los que hemos podido comprobar su mano maestra a la hora de dibujar personajes moralmente ambiguos, luchadores y capaces de cualquier cosa para conseguir sus objetivos, su exquisita planificación de las escenas y su habilidad para moverse en los terrenos de la metáfora y lo onírico de manera suave y natural.
Para redondear el trabajo tenemos a unos intérpretes excepcionales; Vincent Cassel borda un papel que solo es eclipsado por una inconmensurable e inmejorable Natalie Portman, que protagoniza prácticamente todos los planos del metraje, aportando en cada momento, y en la medida justa, lo que su papel requiere.
La historia es conocida de sobra por todos (por tanto no es difícil imaginar cómo termina con apenas unos esbozos), pero resulta imposible no emocionarse viendo una y mil veces una obra clásica como ésta, y si además está dirigida de forma tan sólida y eficaz como consigue Darren Aronofsky y encontrando en el papel protagonista a Natalie Portman, Cisne Negro se convierte en una película inaudible para todo amante del cine, en la que tiene cabida el drama, la intriga, la fantasía y la locura, pintando de diferentes colores este thriller psicológico de indiscutible calidad.




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