El Numero 23 (2007)
La aburrida vida de Walter cambiará después de que su mujer le regale un curioso libro llamado «El número 23». Cuando comienza a leer el libro, empieza a obsesionarse de tal manera con la cifra 23 que todo gira en torno a este número, cree que el libro está basado en su propia vida, gracias a esto su vida comienza a tener sentido. Ésto le hará ir más allá y comenzará a investigar. Al mismo tiempo, empieza a tener visiones, sueños, desdoblamientos de personalidad y a vivir una vida paralela, pero siempre alrededor del número 23. Una obsesión que le deparará consecuencias que nunca hubiera imaginado.
En El número 23, encontramos a un Jim Carrey como protagonista, pero demostrándonos que no solo sabe hacer gañotas y caras raras acompañadas de gestos absurdos y ruidos todavía más ridículos. Lo vemos en su mejor faceta, a mi parecer, un hombre normal y corriente, con su trabajo y su familia pero son sus problemas internos y sus obsesiones, como casi todo el mundo, pero a diferencia de mucha gente, nuestro protagonista va a llevar sus obsesiones hasta límites insospechados, dejándose manipular, engullir y atrapar por un simple número, el nº 23, el cual dará un giro a su vida.
También encontramos una cara muy conocida encarnando a la mujer de Walter, Virginia Madsen. La actriz protagonizó «Dune» de David Lynch en 1984, «Candyman» en 1992 y más tarde «Angeles y Demonios». Una actriz que vuelve a mostrar lo que ya conocemos de ella, es decir, simplemente ella, ya que quizás es por el papel que le ha tocado adoptar, pero su inexpresiva cara y su ir y venir inadvertido, hace que no nos fijemos demasiado en ella, haciendo mucho mejor actor al célebre Carrey.
El director introduce escenas que nos transportan a otra película de éxito, como es «Sin City», ya que nos muestra estas escenas como si de un cómic se tratara, con colores no reales, a los que estamos poco acostumbrados y nos sorprenden, aunque eso sí, la novedad ya pasó.
Thriller psicológico y obsesivo con un correcto y digno final, aunque algo previsible desde el principio. Creo que directores y guionistas tendrían que aprender a hacer finales como éste, que logra dejar buen sabor de boca cuando llegan los créditos finales. Joel Schumacher, quien dirigió uno de los films más significativos del género de terror como fue «Jovenes ocultos», consigue plasmar toda la fuerza y obsesión que una historia así ha de tener.
El momento: Las repetitivas conexiones con el numero 23, algunas muy buenas
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