El Pajaro de las Plumas de Cristal (1970)
Sam, un joven escritor americano que está a punto de marcharse de Roma para volver a Estados Unidos, asiste a la agresión de Monica Ranieri la noche antes de su marcha, alguien la apuñala y desaparece en la oscuridad. El comisario Morosini es encargado de la investigación e informa a Sam de la posible presencia de un asesino en serie en la ciudad, la misma persona que ya ha matado con arma blanca a tres chicas podría haber intentado apuñalar a Monica. Sam decide aplazar su marcha e investigar por su cuenta.
Ópera prima del célebre director que también escribió, construyendo una elaborada trama de intriga y suspense que daba paso a una etapa de acertadas historias enfocadas al más puro género ‘Giallo’. Fue la productora ‘Titanius’ la que apostó por Argento, quien hasta entonces se abría paso escribiendo guiones para otros directores.
La historia cuenta con todos los ingredientes de un auténtico y genuino ‘Giallo’, un asesinato, un testigo casual y un asesino de gabardina negra al que no conoceremos hasta los minutos finales, después de las investigaciones y múltiples posibles sospechosos. U n primer largometraje más sugerente que visual, ya que no cuenta con explícitas muertes y esa personal escenificación de los asesinatos, algo que en posteriores películas marcaría su carrera. Aquí no son mostrados con tanto detalle, sino que Argento buscó más la insinuación, manteniendo igualmente una calidad alta en el metraje.
Un intrigante relato en el que no faltarán los personajes extravagantes que dan un toque cómico a la cinta, con secuencias graciosas como la del anticuario gay o el interrogatorio a un preso tartamudo. Los momentos de tensión y la acción, van abriendo sospechas en cualquiera de los protagonistas. Como ocurre en éstas historias, el personaje principal, el testigo, normalmente un hombre que se dedica a algún tipo de arte, es quien profundizará más en las investigaciones movido por unas extrañas corazonadas, poniendo su vida en peligro para descubrir finalmente toda la verdad.
Buenas interpretaciones, un ritmo adecuado para cada fase de la historia y un clímax en aumento que no decae y que se culmina en un final excelente, que además logra engañar al espectador que en ese momento se halla deliberando las pruebas y sospechosos que se han ido dando durante toda la película.
En definitiva, un gran comienzo para una carrera prometedora, en la que Argento sentaba las bases de su particular manera de hacer cine.
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