Estoy Vivo (1974)
Tras consumir unas píldoras anticonceptivas estando embarazada, una mujer da vida a un bebé mutante con impulsos homicidas. El niño escapa del hospital para asesinar a todas aquellas personas que se cruzan en su camino.
El director, escritor y productor Larry Cohen, uno de los realizadores más destacados dentro del género en los años 70 y 80, con cintas tan memorables para los aficionados al terror como ‘The stuff’ (1985) o ‘Regreso a Salem’s Lot’ (1987), comenzaba en 1974 con ‘Estoy vivo’, la notable cinta que nos ocupa, una irregular saga que se encaminaría cada vez más hacia la serie B, con unas secuelas visiblemente más deficientes y con mucho menos que ofrecer. Sus títulos, ‘Esta vivo otra vez’ (1978) y ‘La isla de los vivos’ (1987).
La cinta propone en los primeros minutos, un dramático y sangriento suceso que llena de misterio la historia, pero que propone también, los evidentes frentes que se abren después del terrible suceso, en especial para la pareja protagonista. Así pues, al drama y al suspense de lo sucedido, se une el acoso de la sociedad que sufre la pareja, tratado por Larry Cohen, paralelamente a las envestidas que iremos viendo del bebé fugado. Noticias en la radio, problemas en el trabajo, y el morbo que despierta en cualquier persona cercana a éstos, por saber los detalles del monstruoso bebé.
Lo realmente acertado del film es el trasfondo social que envuelve la trama, que a parte de contar una historia con fundamento y seriedad, permite que la cinta no caiga en la absurdidad que en un principio puede despertar un entramado como este, ofreciendo algo diferente a lo esperado. Las diferentes situaciones que se introducen en la historia, hacen que el espectador pueda creerse lo que están viviendo los padres protagonistas, como la locura o el estado de shock con el que vive la madre tras el suceso, que resulta creíble en todo momento, y el desespero del padre, constantemente agobiado por la prensa y la policía, que hacen crecer en él, odio hacia su propio hijo, algo lamentablemente del todo comprensible. Ambas situaciones, son las que moverán el ritmo del film.
Paralelamente, iremos viendo la otra parte del film, con secuencias en que el bebé asesino acecha y mata a sus víctimas. Unas escenas que veremos a través de una visión especial de planos distorsionados en primera persona del bebé, con unos típicos filtros de la época, que nos pondrán en situación de lo que ve y hace el monstruo asesino. En este apartado además, la cinta añade misterio entorno a la fisonomía del bebé, que a cada escena se va dejando ver un poco más. Una acertada propuesta que consigue mantener intacto el encanto de la cinta, sin caer en el abusivo protagonismo de este personaje.
Todo ello, hace de ‘Estoy vivo’, una de las pequeñas joyas de aquellos tiempos, a pesar de que sus secuelas, también dirigidas por Larry Cohen, puedan desprestigiar un poco a la historia original. Totalmente recomendable.
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