Existenz (1999)
Allegra Geller, la diseñadora más importante de juegos de realidad virtual, sufre un atentado durante una demostración de su última creación, eXistenZ. Ted Pikul será el encargado de protegerla y llevarla a salvo a Antena Research, el lugar para el que trabaja la chica. Allegra necesitará que a Pikul le abran una conexión en la espina dorsal para poder conectarse a eXistenZ, pero una vez lograda la misma con la ayuda de un tal Gas, ambos empezarán a sufrir continuos atentados dirigidos contra Allegra con la finalidad de acabar con ella y su creación.
La película que precede a “Spider”, “Una Historia de Violencia” y “Promesas del Este”, (tres películas-encargo con resultados artísticos que van de lo interesante a lo notable), es decir, “Existenz”, una película completamente personal de David Cronenberg, es también, con la paradoja que ello implica, una de las peores películas del director desde que este alzara el vuelo, a nivel artístico, con “Cromosoma 3”.
Aunque existen no pocos admiradores de esta película, y no pocos que la defienden al entenderla como una antítesis de films como “Matrix” o otros similares, además de colgarle etiquetas de “film vacacional” o “pequeña obra maestra”, con relación a la poca densidad y tono más superficial del habitual con la que el director encara el proyecto (aunque esas personas crean que el film tiene una admirable cohesión interna), lo cierto es que “Existenz” es muy decepcionante.
En esta película lo sencillo se torna simple, con todo lo que ello conlleva, buscando Cronenberg que su película pueda ser entendida como una vuelta de tuerca menos seria a los temas planteados en films como “Videodrome” o “El Almuerzo Desnudo”. Decía que «Existenz» es un film simple, y ahora intentaré explicar por que creo que esto es así. Cronenberg anula por completo los hallazgos formales de sus mejores films y se relaja por completo como realizador, optando por una arcaica y poco imaginativa forma de afrontar la planificación de su película, absolutamente repleta de secuencias solucionadas de forma mecánica a base de planos-contraplanos, y algunos planos más generales que contextualizan a los personajes en el espacio por el que se mueven en cada momento. Esto, unido al poco interés de los movimientos de cámara (que son, en esta ocasión, pocos y absolutamente funcionales, a diferencia del uso que de estos hace Cronenberg en otras películas) y otros elementos del lenguaje visual, aparte de una estructura narrativa sorprendentemente simple para la persona que ha realizado adaptaciones de obras de William Burroughs y James Graham Ballard (y entiéndase que, por poner un ejemplo de un director con una mirada tan personal como la de Cronenberg, la excelente “Una Historia Verdadera, 2000”, de David Lynch, es sencilla, no simple, y Lynch filma ese drama, aparentemente ajeno a su universo, sin olvidar que su trabajo adquiere fuerza y relevancia gracias a las formas visuales que él crea).
«Existenz» hace gala de un apartado formal realmente desganado, que además viene (mal) acompañado por diálogos poco profundos y excesivamente explicativos, inusuales en alguien como Cronenberg, que siempre ha optado por sugerir visualmente y tender hacia la abstracción antes que a la concreción.
Las desventuras de Allegra Geller (Jennifer Jason Leigh) y Ted Pikul (Jude Law) están desprovistas de interés, y el tema central del film, la identidad, está desarrollado de forma excesivamente mecánica: todos los personajes ocultan algo y resultan ser quién no son, pero ciertamente, una película ajena al fantástico como “Infiltrados” (The Departed, 2006), de Martín Scorsese (que desarrolla el tema de la identidad y su perdida de un modo similar a la película de Cronenberg: todos los personajes, o casi, ocultan algo y se esconden de algo), que para algunos es una floja película del director ítaloamericano, logra de forma mucho más convincente confundir y sumergir al espectador en el peligroso universo por el que se mueven sus personajes.
En “Existenz” la narración es extremadamente lineal, y no existen apenas bifurcaciones de la trama central que doten de mayor densidad a ese universo de apariencias y engaños; además, los conflictos dramáticos que mueven a Allegra Geller y Ted Pikul son extremadamente frívolos y las interpretaciones de sus respectivos actores carecen de la dimensión de las de James Woods, Oliver Reed, Viggo Mortensen, Peter Weller o Elias Koteas en otras películas del director canadiense.
La frialdad del film, la nula adhesión que generan Jennifer Jason Leigh y Jude Law encarnando a unos personajes muy simples y mal desarrollados, la mirada ingenua al universo de los videojuegos que propone la película (¿de verdad lo más temible que se le ocurre al director es que los tipos que forman parte de eXistenZ, el juego, puedan caer repentinamente en un bucle hasta la que frase correcta de otro personaje los saque de ese ensimismamiento?), la fusión entre el organismo humano y la tecnología, que en esta ocasión está desprovista de verdadero drama, tendiendo hacia el lado jocoso del asunto (¿quizá la mirada más auto irónica del propio Cronenberg hacia su cine?), y otros desafortunados elementos consiguen que “Existenz” sea una mera curiosidad en una década en la que el realizador había filmado la notable “M. Butterfly” y la excelente “Crash”.
Los elementos que Cronenberg maneja en esta ocasión, relativos al universo del videojuego, resultan de lo más obvio: el nombre de los personajes: Ted Pikul, Gas, Allegra Geller, Kiri Vinokur, etc., que remiten a los pintorescos y fantasiosos nombres de los personajes de cualquier videojuego; el característico diálogo entre los protagonistas del juego y otros personajes, necesario para continuar avanzando en la aventura, y motivo por el cual, como he dicho líneas arriba, algunos de esos personajes quedan sumidos en un bucle absurdo hasta que reciben la respuesta correcta; una ambientación sonora artificial que pretende dotar de cierto “realismo” a los espacios que el jugador (y con él los personajes principales del juego) debe recorrer obligatoriamente: las secuencias con Gas, en su gasolinera y en su taller, reproducen ese ambiente sonoro que mezcla sonidos plausibles y otros más extraños cercanos a la fantasía; la profusión de nacionalidades y acentos entre los diferentes personajes del film: en “Existenz” hay personajes asiáticos, hindúes, con acento de Europa del Este…; y otros detalles, que en realidad, más que acercarse con espíritu vitriólico a ese universo irreal, reproducen de forma minuciosa lo que cualquiera puede encontrar en un videojuego…En fin, una lástima, aunque hay que reconocer que la pistola de carne y huesos que dispara dientes; o el orgánico interior del Pod que utiliza Allegra Geller para conectarse a eXistenZ; o algún otro objeto o elemento visual cercanos a Cronenberg, son realmente imaginativos. Si en las tierras de “Videodrome” Cronenberg fue profeta, en las de “Existenz” es más bien un apóstol, uno más de los muchos que en las dos últimas décadas se han acercado a los temas planteados por películas como “Blade Runner”, “Robocop” o “Videodrome”, pero sin la densidad de estas.
El protagonismo de Jennifer Jason Leigh y Jude Law parece refrendar que “Existenz” es la película más juvenil y desenfadada de Cronenberg. Eso no sería un inconveniente si los resultados no fueran los que son. Y sí, la persona que decía que “Existenz” tenía un aspecto vacacional tenía algo de razón: se nota que quién está de vacaciones es Cronenberg.
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