Heartless (2009)
El joven Jamie Morgan tiene una extraña marca de nacimiento, en forma de corazón, que le afea la mitad del rostro. Angustiado por este hecho, arrastra una notable incapacidad para relacionarse con los demás y, sobre todo, entablar una relación afectuosa con una chica. Unos terribles acontecimientos, la muerte violenta de su madre y también la de su mejor amigo, a manos de los inquietantes miembros de una secta, acaban conduciendo a Jamie ante la presencia de un extraño personaje, Papa B, con el que sellará un pacto diabólico que cambiará su existencia.
Philip Ridley sólo ha dirigido tres largometrajes en 20 años de carrera cinematográfica, pero los dos films anteriores a “Heartless”, “La piel que brilla” (The Reflecting Skin, 1990) y “La pasión de Darkly Noon” (The Pasión of Darkly Noon, 1995), tienen ambas un pequeño prestigio crítico y han logrado, con los años, ser considerados films “de culto”.
Debo reconocer que no he visto ninguna de las dos películas, pero, a tenor del interés que me ha suscitado el visionado de la nueva película de Ridley, espero hacerlo en breve.
Ridley parece edificar todo el entramado argumental de “Heartless”en torno a la sugerencia que le brinda la lectura de un verso del poeta alemánRainer Maria Rilke: “La belleza es el principio de todo terror”. Estas palabras, en el film, se las dice A.J. (Noel Clarke) a Jamie Morgan (Jim Sturgess), un chico que tiene la mitad de su rostro afeado por una extraña marca de nacimiento en forma de corazón y, a causa de este defecto físico, se siente impotente para lograr entablar amistades con normalidad y, lo más importante para él, relacionarse con una chica.
Jamie es fotógrafo y, por lo tanto, alguien con una cierta perspectiva, “filtrada” por su mirada personal y artística, de la realidad. De hecho, la afición por la imagen “recreada” la hereda de su padre, George Morgan (Timothy Spall), del cual guarda con cariño una fotografía, en blanco y negro, que lo retrata a él, Jamie, de pequeño situado junto a un árbol y con el “perfil malo” de su rostro oculto a la cámara: la fotografía puede idealizar la realidad.
Una noche, Jamie escucha unos extraños sonidos, mientras deambula por la calle con su cámara, y termina acercándose a un solar abandonado, donde observa lo que parece ser una extraña y perturbadora escena de violencia urbana; Jamie empieza a tomar fotografías del acto, pero uno de los encapuchados integrantes de la agresión a un ciudadano le descubre y se dirige hacia él. Jamie huye del lugar con rapidez, pero llega a atisbar que bajo la capucha del agresor se oculta un rostro con forma de reptil.
La atmósfera que transmite la secuencia mencionada no anda demasiado lejos del concepto lovecraftiano del terror, que básicamente trabajaba los conceptos del horror cósmico y de un primitivismo olvidado y atroz agazapado tras la fina capa de civilización de la que se ha revestido el ser humano con el paso del tiempo. Las criaturas-reptil se erigen en la materialización de ese horror ancestral y olvidado. Por lo tanto, un drama existencial (el de un joven con un rostro anormal y su consiguiente problema para empatizar con los demás) entra de pleno en el relato de horror (el mismo joven descubre la presencia de una extraña secta en las calles de su ciudad y, al poco, los integrantes de la misma acaban con la vida de su madre y del que quizá sea su único amigo).
No serán estos los únicos ingredientes que conformen el armazón narrativo de “Heartless”: las muertes de sus seres queridos impulsarán a Jamie a emprender una venganza contra la secta y, llegado el momento, un punto de cambio en el guión introducirá la historia en el terreno del relato amoroso y sentimental; pero antes de que esto tenga lugar, Ridley habrá tenido también tiempo de reformular el mito de Fausto, es decir, el clásico pacto mefistofélico.
Drama psicológico, terror, amor y sentimientos, venganza, pacto con el diablo…surgen las inevitables preguntas: ¿Están los diversos elementos narrativos bien engrasados?, ¿Funcionan con coherencia narrativa? Lo cierto es que el film progresa con naturalidad y sin que los cambios dramáticos, aparentemente, chirríen. Ridley demuestra ser inteligente al recurrir a un humor que, lejos de distanciar al espectador de las situaciones planteadas, lo hace, si cabe, más partícipe. Se trata, por todo lo dicho anteriormente, de un film narrativamente ecléctico y un punto excéntrico.
“Heartless” hace gala de algunas secuencias notablemente sugerentes, como la que visualiza el trato que cierran Papa B (Joseph Mawle) y Jamie, en el interior de la casa del primero, y gracias al cual el joven tendrá, por primera vez en su vida, un rostro “bello” (Papa B instruirá al confundido joven acerca de la necesidad de que el Caos y el Orden interactúen en el Universo; el horror de la muerte es necesario para que otros logren alcanzar sus sueños). Para que la belleza “aflore”, Jamie deberá someterse a un brutal rito iniciático, empapándose con un misterioso líquido que le proporcionaran Papa B y su pequeña ayudante india, Belle (Nikita Mistry), y prendiéndose fuego acto seguido: su renacer, desprendiéndose, a la manera de una serpiente, de su antigua y carbonizada piel, para emerger “bello”, es un inquietante y perverso instante que no impide que la propuesta mantenga en todo momento la coherencia de los conceptos que maneja: recuérdese que los integrantes de la secta que comanda Papa B tienen piel de lagarto, por lo que no resulta extraño que también Jamie se desprenda de su vieja piel a la manera de estos. Jaime ha pasado a formar parte de la secta.
Otra secuencia, que muestra de forma transparente lo desprejuiciado y ecléctico de la propuesta, narra el encuentro de Jamie con un tal “Hombre de las Armas” (Eddie Marsan), personaje que se encargará de encomendar un asesinato al renacido joven, pero también de facilitarle el arma con la que deberá llevarlo a cabo. El humor atraviesa de punta a punta esta secuencia, que debería ser principalmente tensa y inquietante, gracias a los detalles que rodean al “Hombre de las Armas”: el asesinato que deberá acometer Jamie le será asignado vía ordenador portátil; el arma del crimen (una extraña daga que pertenecía al padre de Jamie) será “hallada” por el “Hombre de las Armas” gracias al empleo de un fetiche mágico – una rama de árbol – con capacidad para detectar la presencia del instrumento homicida más apropiado; cuando Jamie se niegue rotundamente a aceptar la tarea, el “Hombre de las Armas” llamará a su señor, Papa B, con un teléfono móvil (y es que, como puede comprobarse, hasta el diablo es victima de la tecnología). Por supuesto, el peculiar rostro del actor Eddie Marsan se revela imprescindible para el éxito de la escena, capaz de mostrarse perverso o caricaturesco con una sencilla variación en su expresión.
“Heartless” es un interesante drama psicológico, revestido de cine fantástico, que mantiene el interés a lo largo de su metraje, y que, en algunos momentos, alcanza una notable densidad argumental. Sin ser una gran película, si que fue una de las mejores vistas en el Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya – Sitges 2009.
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