La piel que habito (2011)
Desde que su mujer murió quemada en un accidente de coche, el Dr.Ledgard, eminente cirujano plástico, se interesa por la creación de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla. Doce años después consigue cultivarla en su laboratorio, aprovechando los avances de la terapia celular. Para ello no dudará en traspasar una puerta hasta ahora terminantemente vedada: la transgénesis con seres humanos. Pero ese no será el único crimen que cometerá…


Que Almodóvar es un director fuera de lo común, con una visión de la realidad algo especial,está fuera de toda duda, y su filmografía está ahí para dar fe de esto. Pero cuando este prolífico director anunció que su próxima película estaría más cerca del género de terror que del “Almodovariano”, porque no lo neguemos, es un género propiamente dicho, muchos se echaron las manos a la cabeza pensando que Almodóvar se había vuelto loco. ¿Pero realmente La Piel que habito no tiene elementos de Almodóvar?
Armas extraídas directamente del cajón de una cocina, referencias continuas a ubicaciones manchegas, ese aire voyeur que respira la cinta… No es la obra más ortodoxa de Almodóvar, pero se nota su mano en cada minuto de ella. Además, Pedro se aseguró que la fotografía del film era digna de su filmografía al contar con Jose Luis Alcaine, realizando este un trabajo excelente, y en cuyo palmarés cinematográfico constan joyas como “¿Quien puede matar a un niño?” de Chicho Ibáñez Serrador, o “El Viaje a ninguna parte” de Fernando Fernán Gómez.
La película está basada muy superficialmente en la novela de Thierry Jonquet, Tarántula, donde la trama pasa por un triángulo amoroso y desquiciado formado por una loca, un hombre enfermo de venganza y una mujer fatal, La Piel que habito contiene los personajes más surrealistas y exagerados de toda la obra de Almodóvar. ¿Pero es esto siempre un defecto? En este caso, no.


Mención especial deben llevarse los violines de la banda sonora, a cargo del recientemente premiado con un Goya por «También La Lluvia» de Icíar Bollaín, Alberto Iglesias, que le dan a la cinta ese aire de terror clásico que podíamos esperar de un amante de los clásicos como es el director manchego.
En definitiva, La Piel que habito es una película que muestra sus cualidades en lo grotesco de su planteamiento, provocando y profundizando en los tabúes mas prohibidos: violación, secuestro, violencia… y que sin embargo crea una empatía, una conexión con el espectador, que hace que este se sienta cómplice y testigo de lo que está ocurriendo en la pantalla. Sin embargo, eso no evita que en alguna escena se nos escape una sonrisa burlesca pero inocente.
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