La Semilla del Mal (2009)
Casey Bell (Odette Yustman) siempre ha odiado a su madre por abandonarla cuando era niña. Empiezan a pasar cosas inexplicables y Casey entiende por qué se fue. Con constantes sueños despiadados y un fantasma torturado que la persigue durante el día, no le queda más remedio que recurrir a Sendak (Gary Oldman), el único asesor espiritual que puede detener la pesadilla.
Con la ayuda de Sendak, acaba por descubrir una maldición familiar que remonta a la Alemania nazi. Se trata de una criatura capaz de apoderarse del cuerpo de una persona o de un animal y que cobra fuerza con cada posesión. Ante la poderosa maldición, sólo le queda cerrar la puerta que da al más allá, abierta tiempo atrás por un no nato.
A pesar de que el título en español del film, lo pueda parecer, la historia que nos presenta David S. Goyer director de ‘Blade: Trinity’ (2004) y ‘Lo que no se ve’ (2007), nada tiene que ver con la excepcional obra de misterio que en 1968 Roman Polanski presentara bajo el título original ‘Rosemary’s baby’ ‘La semilla del mal’ aquí en España.
De entrada, la película también podría recordarnos a uno de esos remakes norteamericanos inspirados en producciones asiáticas, que tanto proliferan últimamente. Pero el guión escrito por el mismo Goyer, nos introduce en un thriller paranormal que da comienzo con una serie de visiones que sufre la protagonista, y el misterioso comportamiento del niño que la chica tiene a su cargo. La cinta entra enseguida de lleno en las investigaciones que la joven seguirá, para averiguar si lo que le ocurre tiene que ver con su pasado.
Los típicos sobresaltos con los espejos del cuarto de baño, la presencia del fantasma de un niño, y algunas muertes que poco tienen que ofrecer de novedosas al género, son los débiles elementos que el guión propone para mostrar el terror en pantalla. Pero una historia plana con un ritmo lento y poco efectivo, no consiguen levantar una trama demasiado vista, relegando el metraje a un simple telefilme de esos que solo funcionan en la sobremesa de televisión, o entre los espectadores poco exigentes.
Una estética demasiado limpia para contar una supuesta historia de terror, que en momentos parece solo estar hecha para mostrar los encantos de la protagonista, que en varias ocasiones desfila en insinuante ropa interior, como ya podemos apreciar en la portada original del film.
En resumidas cuentas, ‘La semilla del mal’ que contaba con un trailer prometedor y terrorífico, solo consigue atraer la atención de los espectadores que ocasionalmente acuden a las salas de cine, para visionar una cinta de ‘terror’ en busca de algún sobresalto mientras engullen toneladas de palomitas, esas que personalmente guardo para las películas de auténtico terror.
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