Los ojos azules de la muñeca rota (1972)
Gilles, un ex presidiario que parece querer rehacer su vida pese a los constantes recuerdos que anidan en su mente, encuentra trabajo en una apartada y antigua casa donde viven tres hermanas. Claude vive traumatizada por el brazo ortopédico que ha de llevar, Yvonne está postrada en una silla de ruedas, y Nicole, posee un insaciable deseo sexual. La llegada de Gilles enfrontará a las hermanas, necesitadas del cuidado de un hombre. A los pocos días, comienzan a sucederse una serie de brutales asesinatos por la zona, en los que el asesino mata a sangre fría a jóvenes de cabello rubio y ojos azules.
El film que hace unos cuantos años nos propuso el ya desaparecido Carlos Aured, se enmarca dentro de las producciones nacionales de mediados de los setenta, que intentaban emular el género por excelencia y de moda en aquellos tiempos en Italia, el llamado ‘Giallo’. El film comienza enfatizando ya desde un principio el misterio entorno a los personajes, a la casa donde se desarrolla la acción y a las visiones que tiene el protagonista, que a través de psicodélicas recreaciones, nos muestran un supuesto asesinato.
Este momento es también el más lento de todo el metraje, en el que el único atractivo que impera en el film, es la relación amorosa de los protagonistas, entre el recién llegado y las damas de la casa, quienes protagonizan escenas de un leve contenido erótico. Estas relaciones comienzan a alimentar el misterio entre estos y los demás personajes, que se ven envueltos en una serie de sucesos que empiezan a suceder, dejando entrever que todos tienen algo que ocultar. Con eso juega Aured, confundiendo al espectador sobre sus relaciones, sus secretos y la identidad del asesino.
El director muestra unos asesinatos poco explícitos, ya que lo importante de la cinta no es mostrar, sino hacer que el público encuentre respuestas, aunque podemos ver diferentes secuencias como los ojos de las víctimas en las manos del asesino, una de las jóvenes degollada con un gran cuchillo, y hasta la matanza de un cerdo, que llevan a cabo unos lugareños. Como todo buen ‘Giallo’, o imitación que se precie, los atuendos oscuros del asesino estarán también presentes aquí, y en este caso, Aured añade a las escenas en que ha de cometerse un asesinato, un preámbulo musical compuesto de un siniestro ‘Sone les matines’ que dura hasta que éste, mata a las jóvenes de ojos azules, como reza el título del film.
El papel que aquí interpreta un correcto Paul Naschy, es representado como un auténtico Gigolo seduciendo y siendo seducido por casi todas las féminas de la película. Un tipo duro de verdad, que se muestra con el torso desnudo en algunas secuencias mientras corta leña, y posee frases tan contundentes como ‘soy demasiado duro…’ cuando una de las mujeres le pregunta si le duele una herida. Un personaje que no evoluciona mucho, solo se limita a deambular entre las bellezas de la época y esconder un secreto que desde el principio ya sabemos, pero con el que se nota que Naschy se siente como pez en el agua.
En definitiva y como conclusión, ‘Los ojos azules de la muñeca rota’ podríamos considerarla como una cinta aceptable en su computo global, que aunque tarda un poco en arrancar, afortunadamente despierta de su letargo para situarnos en un desenlace que toma diferentes caminos logrando su propósito de despistarnos, y que el final llegue con cierta sorpresa.