Monsters (2010)
Monsters ha supuesto una de las peores experiencias cinematográficas que he vivido en los últimos tiempos en una sala de cine, y eso que me he llevado grandes decepciones cinéfilas. Y no se trata de que el trailer me engañara o de que la historia de los monstruos no sea la principal, sino que simplemente estén al fondo de lo fundamental, como leí en una ridícula crítica hacia el filme. No. Sea cual fuere la intención del director, el género del largometraje o el desarrollo del argumento, esta obra es infame, por pretenciosa, por aburrida y por intentar engañar al espectador medio, sobre todo al que no sabe a qué se enfrenta.
La película nos narra una hipotética situación de partida que, todo hay que decirlo, está muy bien planteada y presentada, en la cual se descubre la existencia de vida alienígena. Tras el envío de una sonda espacial para la investigación, ésta sufre un percance y se estrella en un lugar entre la frontera de Estados Unidos y México, donde comienzan a aparecer una serie de criaturas con tentáculos, que son bastante hostiles. La zona se declarada lugar infectado y restringido, y el ejército norteamericano no para de lanzar sustancias químicas para acabar con los seres, que acaban creciendo y resultando peligrosos. Un fotógrafo que busca la imagen definitiva de las criaturas y que se halla en México, recibe la orden por parte de su feje, de ayudar a su hija herida a regresar a Estados Unidos, donde le espera su prometido. El caso es que para ello, deberán atravesar toda la zona infectada, ayudados por un grupo de mercenarios armados.
Pues bien, este argumento tan interesante a priori, nos acaba hablando del vínculo que se establece entre los personajes principales (pareja en la vida real, otro capricho de su «intelectual» director), que viven esa traumática experiencia, pero más traumática es para el público, que se ve obligado a soportar los estúpidos diálogos entre ambos, sin saber por qué se acaban enamorando. Los planos detalle y las miradas pueblan esta obra, que parece diseñada por la Isabel Coixet más lenta y aburrida. Estás deseando que salgan los monstruos para devorar a la sosa pareja protagonista, cuyos personajes acaban por resultar odiosos.
Los efectos especiales y alguna secuencia de acción se dejan ver, pero en conjunto, estamos ante una gran estafa cinematográfica, perpetrada a la perfección por Gareth Edwards, que se encarga del guión, la dirección y hasta de la fotografía, que en algunos momentos aparece medio pixelada. El tipo ha introducido el género de ciencia-ficción, de soslayo, en un argumento típico de cualquier ‘gafapastada’ sosa, con el fin de que los críticos, que suelen odiar el cine puro de género, alaben su valentía, por crear un filme de terror que no da miedo y donde los seres no son lo relevante. Por favor, dejemos los prejuicios a un lado y disfrutemos de buenas películas de género fantástico, no de esta ‘chapuza’ que no engaña, y que cuenta con uno de los finales más sonrojantes del cine.

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