Noche de Miedo (1985)
Charlie Brewster es un adolescente como otro cualquiera. Tiene una novia guapa, una vida típica de clase media y le encanta quedarse hasta tarde viendo películas de terror por la tele con una buena ración de pizza y CocaColas. Un día su rutinaria vida dará un giro de ciento ochenta grados con la llegada de su nuevo vecino. Un hombre de mediana edad, atractivo, educado y aparentemente modélico que oculta un pequeño secreto…
Noche de miedo (Fright Night) es el claro ejemplo de una producción de terror serie B de los años 80. Un presupuesto limitado, una serie de realizadores y actores no especialmente conocidos; y un guión no muy complejo pero con enganche, son las características básicas de este tipo de producto que tuvo un gran auge en esta década con películas como “La niebla” de John Carpenter, “Carretera al infierno” de Robert Harmon o “Dolls” de Stuart Gordon.
Independientemente de la trayectoria descendente de su carrera, Tom Holland probó tener talento en el género con su posterior “El muñeco diabólico” o la popular serie “Los cuentos de la cripta”. Con este film debutaría demostrando una buena técnica a la hora de componer planos y enlazarlos posteriormente con el montaje. Un ejemplo podría ser la tensión que crea cada vez que aparece el personaje de Jerry –el vecino-, que está muy bien conseguida centrándose en primeros planos de su rostro o en detalles de su cuerpo como las manos.
La puesta en escena era fundamental debido a la simpleza del guión y está bien lograda. Los principales escenarios donde se desarrolla toda la acción son las viviendas de Charlie y Jerry; la del primero como la típica casa de vecindario de clase media norteamericana, mientras que la segunda con un aire de mansión victoriana con grandes habitaciones y escaleras, propia de un personaje antiguo, como puede ser un vampiro. También podemos hablar de la caracterización de los personajes, Charlie y sus amigos con atuendos propios de la juventud de la época pero por ejemplo, la madre casi siempre la vemos con una bata dando idea de típica ama de casa o a Jerry con una resaltante bufanda de color roja que ya nos va metiendo la idea de peligro, violencia y sangre asociada a este personaje. A todo esto hay que añadirle los efectos especiales que a pesar de su ‘cutrez’ otorgan ese encanto que tienen todo este tipo de producciones serie B.
Los personajes no presentan una gran complejidad, destacando a parte del personaje principal y el antagonista, el cazador de vampiros Peter Vincent, que jugaría el papel de ‘maestro’ o apoyo fundamental de nuestro protagonista para enfrentarse a su conflicto. En otras palabras, Buffy tuvo a su Giles, Jonathan Harker tuvo a su Van Helsing y Charlie Brewster tiene a Peter Vincent.
Los actores están bien en sus respectivos roles y plasman correctamente el espíritu de sus personajes con sus distintas (y tópicas) personalidades. Sin embargo hay que decir que tampoco son unas interpretaciones magníficas, ninguno destaca especialmente ni se nos graba en la memoria, pues son personajes que ya hemos visto una y mil veces y que no nos van a enseñar –ni en su día- un perfil distinto de personaje al que ya estemos acostumbrados. Esto tal vez explica que las carreras de los actores no tuvieran mucho éxito que digamos.
Por su lado la fotografía también juega un importante papel mostrando los lugares más o menos iluminados dependiendo de la situación, pero siempre generando un ambiente más o menos decadente y oscuro, propio del cine de terror.

Bien, recapitulando decir que nos encontramos ante una buena obra sobre vampiros, temática que se explotó bastante durante esta década con, entre otras: “Jóvenes ocultos”, “El club de los monstruos” o “El ansia”. Una cinta dirigida sobre todo al público joven en la que, aparte de tratar el vampirismo con las reglas clásicas de ‘vampiro malvado que no se refleja en el espejo y al que le afectan el ajo, la cruz y el sol’, también se muestra un poco la sociedad y el estilo de vida norteamericano de aquellos años. El inicio de la comida basura junto a la tele, la adolescencia, la poca credibilidad que se le da por parte de los adultos… Fomenta que sea una obra de culto. Muy recomendable a los amantes del género y a los seguidores de la década de los 80.
La frase: Si te gusta pasar miedo, esta será la noche perfecta.

