Only God Forgives (2013)

SINOPSIS

Julian dirige un club de Thai-boxing como tapadera de una organización ilegal de drogas. A pesar de ser respetado en el submundo criminal, muy en el fondo, se siente solo. Cuando el hermano de Julian aparece muerto en Bangkok tras matar a una prostituta, la policía recurre al agente retirado Chang, conocido como el Ángel de la Venganza.

La madre de Julian, Jenna, cabecilla de una poderosa organización criminal, le ordena a Julian que de caza al asesino de su hermano. Julian termina por retarse contra el Ángel de la Venganza en un combate de boxeo. Julian espera derrotarlo al fin y hallar así la paz espiritual, pero Chang triunfa. Jenna, furiosa, planea una venganza que supondrá un sangriento viaje a través de la traición y la venganza hacia una confrontación final y la posibilidad de redención.

 

CRÍTICA

En dos mil once se pudo disfrutar en una sala de cine (hecho que parecía impensable en un principio al intuirse que iba a ver la luz directamente en formato doméstico) de una de las películas de género negro más contundentes, viscerales y apasionantes en lustros, Drive, que automáticamente se convirtió para muchos en el Taxi Driver del siglo veintiuno encumbrando a la primera línea del panorama cinematográfico a su autor, quien recibió innumerables matrículas de honor entre la prensa e interminables ovaciones por parte del respetable en los festivales internacionales en los que fue proyectada con anterioridad a su estreno comercial, causando auténtico furor allá por donde pasó, un recurrido que no fue ni mucho menos reducido; el responsable de tan notorio éxito fue un danés llamado Nicolas Winding de apenas cuarenta y dos años de edad que ya había demostrado su capacidad para elaborar productos muy potentes e interesantes como la hipnótica Valhalla Rising y la trilogía de Pusher, por lo que era evidente que la expectación por su siguiente producción estaba por las nubes, máxime teniendo en cuenta que le acompañaban nuevamente Ryan Goslin como actor protagonista y Cliff Martínez como compositor musical), pues aunque pocos se hayan atrevido a aventurar una repetición de aquella fórmula que tan bien funcionó potenciada y mejorada sí esperaban cierto nivel de calidad, pero desgraciadamente Only god forgives se aproxima peligrosamente a la nada, una vacuidad, eso sí, maravillosamente fotografiada con una estética recargada y un ritmo desigual (a momentos de verdadero frenetismo le siguen otros de auténtico sopor) que transcurre entre neones y ensoñaciones transportando al espectador a una violenta y sangrienta historia de venganzas aunque el primer adjetivo haya sido exagerado por evidentes motivos de interés (prometer grandes dosis de crueldad siempre llama poderosamente la atención) y el segundo se consume mediante incesantes cortes (la mayoría de la acción sucede en un plano no observable para dar como resultado el rojizo del decorado).

Dos hermanos, Billy y Julian (Tom Burke y Ryan Gosling respectivamente, el primero contundente y el segundo excepcional), regentan un gimnasio de boxeo tailandés que les sirve de tapadera para su negocio de drogas llevando una vida completamente distinta, pues mientras que el primero se dedica a abusar de las mujeres tanto en el plano psicológico como en el físico el segundo se conforma con asistir asiduamente a un club de alterne para compensar en cierta medida la solitaria existencia que lleva desde que tuvo que dejar su norteamericana tierra natal tras asesinar a su padre (esto se explica con posterioridad pero conviene señalarlo en este punto a modo de oportuna señalización); una noche, el conflictivo de ellos sobrepasa sus límites y termina por arremeter atrozmente contra una joven prostituta (para concretar más una niña de catorce años de edad), tras lo cual el policía Chang (Vithaya Pansringarm, el cual interpreta inmaculadamente a un ángel vengador que no se exprime lo que debiera), que aplica métodos poco ortodoxos para impartir justicia, la venga dejando que el padre de ésta aplique la ley del talión, oportunidad que no desaprovecha el desconsolado hombre.

Cuando Crystal (Kristin Scott, maravillosa salvo en ciertos compases un tanto delicados en los que se la exige total dedicación), la madre de los dos traficantes que acude a Bangkok procedente de Londres con un propósito claro y directo, vindicar la muerte de su primogénito sentenciando a todo aquel que haya tenido que ver con el fatídico suceso, eso sí, ella no pretende mancharse las manos, pretende hacerlo mediante varias contrataciones y su poco apreciado hijo pequeño; será entonces cuando de comienzo una sangrienta venganza llena de rabia y traiciones sin posibilidad de redención para Julian (como bien demuestran los innumerables golpes que recibe mientras trata de consumar su empresa, doloroso proceso en el que se han invertido gran parte de los poco menos de cinco millones de dólares presupuestarios del metraje), engendrándose así una espiral de brutalidad sin límites (como bien se indicaba no es tal a pesar de alcanzar un grado de dureza considerable).

Es innegable que el señor Nicolas Winding es un generador de iconografías impactantes y memorables, pero la poesía, ya sea visual o lírica, desprovista de fondo no conduce a ningún sitio, además, cuando los intentos de dotar a la cinta de cierta carga metafórica para que cada uno interprete lo que desee se basan en absurdas paradojas del instinto humano lo único que se consigue es complicar aún más la vacuidad y demostrar que es tremendamente complejo realizar lo que logran determinados autores (David Lynch y Peter Greenaway serían los ejemplos más inmediatos por la popularidad de la que gozan aunque no los únicos), quedando por el contrario solamente una sucesión de secuencias de una violencia parcialmente atroz rodadas con mucho atino potenciadas con una banda sonora de auténtico lujo, lo que es obvio no cabe ponerlo en duda; resulta imposible llegar a conocer por qué los personajes se comportan de la manera que lo hacen y cuáles son sus motivaciones últimas, ya que apenas se esbozan sus personalidades, su pasado se escamotea y es difícil entrever las traumáticas experiencias que parecen arrastrar, privando por ende al que visiona la producción de todo lo esencial de un relato en pos de la estética que una vez más se muestra incapaz por sí sola de mantener a flote una historia repleta de lagunas que tan siquiera debieran haberse plasmado al no trascender.

A pesar de que todo el elenco actoral se deja llevar y confían plenamente en su director éste no sabe dónde se dirige (paradoja no redundante) y termina por brindar, en resumidas cuentas, un cúmulo de inexpresividad, solemnidad, exotismo y alienación difícil de digerir al no aprovechar debidamente las articulaciones de forma coherente (y es que de haber sido así el filme podría haberse equiparado fácilmente a la trilogía a punto de concluirse de Kill Bill e incluso converse en una nueva obra de culto de forma instantánea, pues elementos no le faltan para ello), y es que no se explica ni la omisión del desarrollo de una trama donde tiene cabida la venta de drogas, la prostitución infantil, el incesto, la envidia, el deseo, la violencia y la venganza pero claro, es mucho más difícil dar vida a un papel en blanco que llenar un encuadre; el ridículo (por insuficiente) argumento de Only god forgives recogido en la parte media de la presente crítica es desgraciadamente el guión entero a excepción de los escasos diálogos presentados (bien podrían omitirse y así por lo menos hubiera despertado cierta curiosidad dicha característica), un relato típico de género negro cuyo tema central es la venganza y la familia como en las grandes tragedias griegas aunque desaprovechado y descentrado por completo, primando el ansia por magnificar la imagen y desperdiciar la exquisita esencia que podría haber destilado una historia que si para algo sirve es para demostrar que el perdón solamente es opción para aquellas personas cercanas a la divinidad, pues la propia condición humana lleva aparejado el resarcimiento como recurso a toda injusticia.

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FICHA TÉCNICA

Título original: Only God Forgives
País: UK / USA / Tailandia
Duración: 90 min.
Productora: RADiUS-TWC
Director: Nicolas Winding Refn
Guión: Nicolas Winding Refn
Reparto: Ryan Gosling, Kristin Scott Thomas, Vithaya Pansringarm

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