Pacific Rim (2013)

SINOPSIS

Cuando legiones de monstruosas criaturas, denominadas Kaiju, comienzan a salir del mar, se inicia una guerra que acabará con millones de vidas y que consumirá los recursos de la humanidad durante interminables años. Para combatir a los Kaiju gigantes diseñan un tipo especial de arma: enormes robots, llamados Jaegers, que son controlados simultáneamente por dos pilotos cuyas mentes están bloqueadas en un puente neural. Pero incluso los Jaegers proporcionan poca defensa ante los incansables Kaiju. A punto de la derrota, las fuerzas que defienden a la humanidad no tienen otra elección que recurrir a dos insólitos héroes: un ex piloto acabado (Charlie Hunnam) y un aprendiz que todavía no se ha puesto a prueba (Rinko Kikuchi). Ambos se unen para traer a un legendario pero al parecer obsoleto Jaeger del pasado. Juntos, son la última esperanza de la humanidad frente al Apocalipsis que se avecina.

CRÍTICA

No hay duda de que el tildado por muchos como visionario (aunque normalmente sobrevalorado al antojarse repetitivas sus obras) Guillermo del Toro ha mantenido desde su inicios un estilo particular, una manera de ver el cine como ningún otro autor primando su lado más juvenil e incluso dotando a sus proyectos de un aire singular (en contadas ocasiones acertado y en muchas otras no tanto) indudablemente único y divertido, traduciéndose su amor desde niño por los siempre recíprocos géneros de terror y fantástico en un fascinante mundo irreal repleto de asuntos oscuros y habitado por los seres más atemorizantes surgidos de su imaginativa mente forjada en una retahíla de aventuras próximas más a la ciencia ficción que a cualquier otro género (ahora decide dotar de componentes épicos, pinceladas de aborrecible patriotismo y cargamento de acción a la trama con desigual conveniencias según los compases que se analicen); en los trabajos del nominado al Oscar por El laberinto del Fauno aparecen con frecuencia los monstruos, seres diversos por los que ha reconocido en numerosas entrevistas sentir una especial predilección que lleva a entender su filmografía (lo cual le ha valido ganarse un lugar privilegiado en el actual panorama cinéfilo pero también encasillarse desagradablemente en un terreno que no trasciende la mera fantasía) y en última instancia Pacific Rim, su nueva y más costosa producción que además de dirigir ha escrito también junto aTravis Beachman (responsable del mejorable guión de Furia de Titanes) cuya secuela ya ha sido confirmada de forma oficial para dos mil quince, atrevimiento de cuanto menos dudosa necesidad sin saber de antemano la aceptación que ésta va a tener, hasta el momento nefasta.

Movimientos un tanto ortopédicos (la lentitud que en la mayoría de ellos se observa no es propia de una buena aplicación de los medios se supone han sido empleados para recrearlos) escasamente fluidos en espacios terrenales y algo más alabables en acuáticos (el agua abunda en una historia en la que el espacio aéreo solamente sirve para transportar maquinaria pesada y no para unirse a la causa) y comicidades a mansalva tan desfasadas como poco efectivas son las dos principales negativas de un producto destinado a un público incierto (se alternan mensajes superficialmente profundos con otros de una infantilidad insultante) que no tiene razón de ser si el visionado no se realiza en la eficaz y envolvente versión tridimensional, no en vano, ésta no se muestra en su totalidad al reducirse a las secuencias de las anunciadas y por ello esperadas batallas espectaculares, las cuales apenas abarcan un cuarto de la trama, enfocándose el resto a inservibles apuntes para tratar de explicar las motivaciones conductuales de los personajes que aparecen en pantalla, en un principio ciertamente interesantes pero a medida que avanzan las anécdotas sin consecuentes actos posteriores insufriblemente inoportunas, pues alejan al espectador de la irregular intensidad de la trama cuando parece haberse concretado.

En un futuro no muy lejano, legiones de gigantescas criaturas monstruosas comienzan a salir misteriosamente de las profundidades del mar con el objetivo de iniciar una guerra contra la humanidad que puede llegar a acabar con millones de vidas y agotar todos los recursos que el ser humano necesita para sobrevivir, terribles criaturas hasta entonces desconocidas denominadas Kaiju (nombre que hace referencia a las cintas sobre grandes y espeluznantes criaturas propias del género cinematográfico japonés que comparte el mismo nombre) que suponen una nueva amenaza para el hombre, el cual se ha visto obligado a crear un arma exclusiva, los Jaegers, robots de inmensa altura fabricados por el ejército que funcionan controlados simultáneamente por dos pilotos humanos que se mantienen unidos a través de un puente neuronal mientras sus mentes están bloqueadas (las conexiones neurológicas provocan la compartición de recuerdos, hecho que fortalece la relación entre ambos pero merma la disposición mental individual de cada uno de ellos al volver a revivir momentos puntuales marcados a fuego); a pesar del poderío defensivo son tan grandes las fuerzas del enemigo que incluso los autómatas especializados resultan prácticamente desprotegidos e ineficaces ante su adversario, por lo que el máximo responsable de la resistencia, Stacker (Idris Elva, desigual a lo largo de su labor al alternar exposiciones vulnerables e implacables), se ve obligado a reclutar al antiguo combatiente Raleigh (Charlie Hunnam, al fin y al cabo es el que sostiene la credibilidad interpretativa del reparto) para que forme equipo con la inexperta Mako (Rinko Kikuchi, servicialmente notable) y llevar a cabo una feroz lucha a vida o muerte en las que los dos guerreros reconvertidos en insólitos héroes significarán la última esperanza de la humanidad en esta espiral apocalíptica que advierte su inmediata destrucción en contra de la opinión de los científicos Newton y Hermann (Charlie Day Burn Gormanrespectivamente, ambos repugnantemente odiosos llegándose a desear que sufran una agónica defunción desde las primeras palabras que profieren), quien cree que el último ataque desencadenará daños definitivos, fundamentada aunque descartada hipótesis que va cobrando consistencia cuando el número de monstruos que cruzan la grieta de la cual provienen va incrementando incesantemente, y de mayor categoría…

Cuando un director solamente es identificable por habitualidades secundarias (en este caso la contratación de dos de sus actores predilectos para que desempeñen un pequeños papel, el representante por excelencia en los últimos años del país patrio Santiago Segura y el irreconocible sin su caracterización de Hellboy Ron Perlman, ambos igual de graciosos) y las creativos aspectos de los colosales monstruos invasores traicionándose a sí mismo vilmente (qué otra catalogación se podría adecuar para definir el rechazo absoluto al maquillaje artesanal que tan buenos resultados le ha dado en el pasado y por los que ha despuntado en virtud de un uso totalitario del ordenador en su vertiente más futurista) suele obedecer al tratamiento de una obra encargada y nada personalizada, y ésa es precisamente la sensación que despierta el filme; una imagen imponente y un autor impotente son los dos adjetivos, escrituralmente parecidos y sin embargo completamente distanciados en cuanto a significación, que mejor se adecúan para definir uno de los eventos de la temporada, de ello no cabe duda alguna, no solamente por la descomunal publicidad de la que se ha valido la película para ser conocida en un buen número de estados sino por la enorme expectación que ha generado la promesa de poder disfrutar de una versión seria de la paulatinamente decadente saga Transformers, suculento propósito que no consigue fructificar por tan siquiera intentarse desarrollar con respeto las prometedoras reminiscencias a familiarizadores dibujos animados.

Pacific rim es una de las apuestas más fuertes de Warner Bros. Picturesen el presente año que, aun contando con el nombre propio del autor que la presenta e incentivaciones visuales varias no ha logrado cumplir las expectativas comerciales depositadas en ella, de hecho ni ha sido así ni lo será por mucho que funcione de ahora en adelante, pues después de diez largos días en la cartelera estadounidense (sin la menor duda el territorio en el que mejor podría haber sido recibida y por ende el más propicio para ingresar una importante suma dineraria) ha recaudado apenas sesenta y siete millones de dólares, lo cual teniendo en cuenta que ha costado la descabellada cifra de dos cientos es una auténtica debacle pese a las buenas críticas y mejores comentarios vertidos por parte del público, y es que al fin y al cabo la taquilla es la que dicta sentencia sobre el éxito de un producto y éste en absoluto se puede considerar que lo haya tenido, ya sea por el natural rechazo previo que suscita el director mejicano al repetir una y otra vez la misma fórmula (aun no cumpliéndose tal habitualidad en esta ocasión) o simplemente porque la película no alcanza el (tal vez desmesurado) nivel que le había sido aparejado en virtud de las características generales y la premisa presentada, insuficientemente aprovechada en todos sus aspectos.

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FICHA TÉCNICA

Título original: Pacific Rim
País: USA
Año: 2013
Duración: 131 min.
Productora: Warner Bros. Pictures / Legendary Pictures
Director: Guillermo del Toro
Guión: Travis Beacham
Reparto: Charlie Hunnam, Rinko Kikuchi, Idris Elba, Charlie Day, Ron Perlman, Clifton Collins Jr., Burn Gorman, Rob Kazinsky, Max Martini, Diego Klattenhoff, Santiago Segura. 

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