Paul (2011)
Un alienígena llamado Paul lleva 60 años instalado en una base militar de alta seguridad. Por razones desconocidas, decide escaparse y sube al primer vehículo que encuentra, una caravana en la que viajan los terrícolas Graeme y Clive. Perseguidos por agentes federales y por el fanático padre de la joven a la que han secuestrado accidentalmente, Graeme y Clive elaboran un torpe plan para llevar a Paul a la madre nodriza, haciendo todo lo posible para ayudar al pequeño hombre verde sin sospechar que quizá los convierta en héroes galácticos.
Estamos de enhorabuena, y es que el verano del presente año ya nos ha dejado dos títulos dentro del marco de la comedia muy destacables, de las que a finales de año la gente comenta y coincide en que son tronchantes y de visionado poco menos que obligado; el primero de ellos fue Resacón 2: ¡Ahora en Tailandia!, la continuación de Resacón en Las Vegas que nos vuelve a presentar otra aventura del salvaje trío formado por Phil, Stu y Alan (Bradley Cooper, Ed Helms y Zach Galifianakis, respectivamente), y ahora nos llega Paul, una de esas comedias fantásticas que llegan a buen puerto muy de vez en cuando.
Los protagonistas de la cinta son Nick Frost y Simon Pegg, dupla que vuelve a compartir cartel tras el éxito cosechado con la divertidísima Zombies Party, en la que, como ocurre en esta ocasión, los dos actores también ejercen de guionistas (en aquella el director fue Edgar Wright y en ésta lo es Greg Mottola); el primero encarna a Clive Collins y el segundo a Graeme Willy, y ambos forman una pareja de amigos (sólo eso, aunque durante la película se juega bastante con el vínculo tan estrecho que comparten) fanáticos de la ciencia ficción y en especial de los cómics, que acuden al Comic-Con, uno de los eventos con más reputación dentro del mundo del cómic.
Cuando se dirigen hacia su próximo destino (ya que deciden visitar todos los festivales de comics que sucedan en la zona) colisionan con otro vehículo; al intentar socorrer al sujeto del otro vehículo se encuentran con que el asiento del conductor está vacío, aunque una extraña presencia merodea cerca del mismo; se trata de Paul (al que presta la voz Seth Rogen en la versión original y Santi Millán en la versión doblada al castellano), un simpático alienígena que les solicita ayuda para escapar del lugar, ya que ha permanecido sesenta años encerrado en una base militar (más concretamente en el sector 51, dedicado a análisis y experimentos) mientras el ejército intentaba conseguir extraerle la mayor información posible. Ceden a ello, pero pronto descubrirán que Paul, nombre proveniente de un accidental aterrizaje al llegar a la Tierra, está siendo buscado desesperadamente por las autoridades, y en especial por el agente especial Lorenzo Zoil (Jason Bateman), comandado por una misteriosa y poderosa mujer (Sigourney Weaver, quien, como ya hiciera en la saga Alien, volverá a luchar por acabar con los seres provenientes de otro planeta) dispuesta a hacer todo lo posible para capturarlo.
En su camino hacia la madre nodriza de Paul se verán obligados a secuestrar a Ruth Buggs (Kristen Wiig), una religiosa radical que se niega a creer en la existencia de vida extraterrestre (uno de los muchos detalles que nos deja el filme es la camiseta de ésta, en la que podemos ver una imagen de Jesucristo disparando a Darwin, una metáfora que representa su repulsión hacia la ciencia y la Fe ciega que tiene en Dios); este hecho provocará que Moses Buggs (John Carroll Lynch), el padre de Ruth, se sume a la persecución de los fugitivos, propiciando una serie de situaciones inesperadamente cómicas que terminarán por decidir el destino de todos los personajes que se ven involucrados en la trama.

Paul contiene en cada una de sus escenas un humor exquisito (el alienígena es una pasada, un personaje simpático y carismático, que en todo momento se las ingenia para sorprendernos con alguna genialidad de las suyas), nada forzado y completamente lógico, extraído de sucesos propicios para desembocar en él; además, el argumento es mucho más coherente de lo que pudiéramos prever en un metraje de semejante índole, y por lo tanto ayuda a que la historia cobre algo de realismo (dentro del que puede cobrar una obra situada en el ámbito de la comedia más absurda), a lo que también ayuda la excelente animación del alienígena, que en ocasiones es incluso más expresivo que el resto de personajes que aparecen en pantalla. Al reparto protagonista (que resulta formidable, con cada uno de los integrantes bordando su papel) se le suman otros caracteres secundarios que no hacen sino poner todavía más acento en el apartado cómico, destacando entre ellos los papeles de Bill Hader (habitual en las producciones de Judd Apatow) y Joe Lo Truglio, que encarnan a los agentes Haggard y O’Reilly, destinados a prestar ayuda al agente Lorenzo Zoil y al mando de la siempre presente (aunque solamente de forma visual en los compases finales de la cinta) The Big Guy, que no es otra que la incomparable Sigourney Weaver.


[youtube]L5ipZwwQPcY[/youtube]