Perkins 14 (2008)

Un agente de policía, atormentado por la desaparición hace años de su hijo, descubre que un peligroso delincuente podría tener algo que ver con la desaparición del chico y de 13 jóvenes más.



Craig Singer, director de cine independiente, volvió al cartel del pasado Festival ‘After Dark Horrorfest 2009’ que se celebra anualmente, tras su participación en 2006 con ‘Dark Ride’ a mi parecer, inferior a la cinta que nos ocupa. Una cinta con un planteamiento inicial cercano al thriller o al más típico psichokiller, que sin embargo poco a poco se transforma en una historia de supervivencia rodeado de una atmósfera oscura y depresiva, que sigue los patrones de un clásica cinta de zombies.


El desarrollo del film, una vez planteado todo el horror que en ella se origina, demuestra que la historia no pretende alcanzar cotas apocalipticas ni de orden mundial, vemos poco del ataque de los asalvajados chicos a otras gentes, aunque las hay, ya que todo gira entorno a un drama familiar y a un reencuentro esperado, que poco a poco va introduciendo el guión. Es por eso que no podemos hablar de una película de zombies, ni de infectados, ni de experimentos científicos, sino más bien de algo más profundo y natural en el ser humano, que se desata tras un largo cautiverio, consecuencia de los caprichos de una mente enferma.


El personaje de Patrick O’Kane, personaje principal de la trama, sin ser un despilfarro de genialidad, ofrece y transmite el drama que lleva años viviendo, como es la desaparición de su hijo, algo que diariamente lo atormenta y lo mantiene en una fustración dada su profesión de policía. Un personaje del que se puede criticar, algo más de expresividad en las secuencias de mayor tensión o terror, en las que no cambia mucho su actuación. Más adelante, el personaje sufrirá otro duro golpe en la relación con su mujer, que dadas las circunstancias tendrá que mirar hacia un lado y seguir en la lucha por sobrevivir. Todo esto, junto a la vida rebelde que su hija mayor lleva, no es más que las circunsancias de una vida atormentada, que Craig Singer junto al guionista Lane Shadgett proponen como centro dramático de la historia, acercando la trama a algo más realista y cercano.


Podemos apreciar caréncias en determinadas acciones durante todo el metraje, que nos ponen de pies en el suelo ante una producción de bajas pretensiones, actuaciones justas para determinados personajes, y momentos que no acaban de tener toda la credibilidad que una historia como esta necesita, pero en ningún momento se pierde el interés por el desarrollo, junto a buenas secuencias de violencia, haciendo que la parte final se haga interesante. Una escena esperada y emotiva, pone con acierto el punto y final a una historia decente.


La violencia también está presente en la cinta, y como todo en la película, poco a poco va ganando protagonismo. Desde la escena en la habitación del Motel, o en el cementerio, que practicemente se entrelazan en la historia, todo comienza a disparatarse y llenarse de persecuciones, sangre y vísceras, logrando algunas escenas destacables que llegan sobretodo en la parte final, haciendo de ésta una película entretenida, pese a dejar algun que otro cabo suelto en la trama.


El desarrollo del film, una vez planteado todo el horror que en ella se origina, demuestra que la historia no pretende alcanzar cotas apocalipticas ni de orden mundial, vemos poco del ataque de los asalvajados chicos a otras gentes, aunque las hay, ya que todo gira entorno a un drama familiar y a un reencuentro esperado, que poco a poco va introduciendo el guión. Es por eso que no podemos hablar de una película de zombies, ni de infectados, ni de experimentos científicos, sino más bien de algo más profundo y natural en el ser humano, que se desata tras un largo cautiverio, consecuencia de los caprichos de una mente enferma.


El personaje de Patrick O’Kane, personaje principal de la trama, sin ser un despilfarro de genialidad, ofrece y transmite el drama que lleva años viviendo, como es la desaparición de su hijo, algo que diariamente lo atormenta y lo mantiene en una fustración dada su profesión de policía. Un personaje del que se puede criticar, algo más de expresividad en las secuencias de mayor tensión o terror, en las que no cambia mucho su actuación. Más adelante, el personaje sufrirá otro duro golpe en la relación con su mujer, que dadas las circunstancias tendrá que mirar hacia un lado y seguir en la lucha por sobrevivir. Todo esto, junto a la vida rebelde que su hija mayor lleva, no es más que las circunsancias de una vida atormentada, que Craig Singer junto al guionista Lane Shadgett proponen como centro dramático de la historia, acercando la trama a algo más realista y cercano.


Podemos apreciar caréncias en determinadas acciones durante todo el metraje, que nos ponen de pies en el suelo ante una producción de bajas pretensiones, actuaciones justas para determinados personajes, y momentos que no acaban de tener toda la credibilidad que una historia como esta necesita, pero en ningún momento se pierde el interés por el desarrollo, junto a buenas secuencias de violencia, haciendo que la parte final se haga interesante. Una escena esperada y emotiva, pone con acierto el punto y final a una historia decente.


La violencia también está presente en la cinta, y como todo en la película, poco a poco va ganando protagonismo. Desde la escena en la habitación del Motel, o en el cementerio, que practicemente se entrelazan en la historia, todo comienza a disparatarse y llenarse de persecuciones, sangre y vísceras, logrando algunas escenas destacables que llegan sobretodo en la parte final, haciendo de ésta una película entretenida, pese a dejar algun que otro cabo suelto en la trama.




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