Re-Animator (1985)
Herbert West, un excéntrico y misterioso doctor, ha elaborado un suero capaz de devolver la vida al tejido humano. West, alumno aventajado del profesor Gruber, se traslada a la Universidad de Miskatonic tras la sospechosa muerte del profesor, para perfeccionar su investigación .
Una vez allí, será bien acojido por el director del centro, aunque tendrá sus más y sus menos con el doctor Carl Hill, ya que no comparten los mismos valores dentro de la medicina moderna. West se alojará en casa de un estudiante llamado Dan Cain, quien está prometido con Megan, la hija del director. Sin quererlo, la pareja tomara parte en las investigaciones del loco doctor, que comienza ha hacer pruebas con el gato de Dan, observando resultados sorprendentes.
Ahora llega el momento de probarlo en algún cadáver humano y con la ayuda de Dan, quien se muestra fascinado por las investigaciones de West y tiene acceso a la morgue del hospital, se introducen para llevar a cabo el arriesgado experimento que como era de esperar se les irá de las manos.
Re-animator, una de las más destacadas películas que el cine de terror de los años ochenta nos dejó, se mantiene aún hoy, como pieza clave dentro del gore y el splatter más gamberro, sirviendo de referencia en infinidad de films de los últimos años. A pesar del paso del tiempo, el film conserva la frescura y diversión que su director Stuart Gordon quiso trasmitirnos con esta peculiar historia, donde el terror se mezcla con el gore para situarnos a modo de perversa comedia, en los delirantes y arriesgados experimentos que el doctor West lleva a cabo con su famoso suero verde. Pero ante todo, nos hallamos frente a una película de terror sanguinolento, llena de zombies, (muy diferentes a los de Romero, pero igualmente peligrosos), sangre a borbotones, decapitaciones, experimentos científicos, todo ello formando una entretenida cinta que no tiene desperdicio.
La historia está basada en uno de los excelentes relatos de H.P.Lovercraft, titulado «Herbert West: The Reanimator», adaptada de manera bastante fiel por el propio Stuart Gordon junto a William Norris y Dennis Paoli, y en la producción, todo un clásico como Brian Yuzna. La combinación Gordon/Yuzna, hizo posible ésta joya memorable, indispensable para apreciar y comprender el cine gore y de terror más casposo, en la que lo mejor de todo es precisamente esa casquería con la que está contada la historia, una historia que sorprende por su calidad y eficacia a pesar de contar con un bajo presupuesto, y es que hay que saber apreciar la buena basura y darse cuenta de que nos hallamos ante todo un clásico referente dentro del fantástico.
Una de las piezas claves con las que cuenta ésta película y en gran medida el encanto de este film, son sus efectos especiales, que corrieron a cargo de Carl Buechler, consiguiendo con sus grotescas creaciones de gelatina y látex, una gran creatividad en el maquillaje de los personajes y un fenomenal despliegue de sangre y vísceras, haciendo disfrutar a los seguidores del más enfermizo splatter, demostrando así, la gran calidad que se podía conseguir con pocos y bajos presupuestos, sin necesidad de recurrir a los efectos digitales tan usados hoy en día.
Otro apartado que da personalidad al film, es ese sentido del humor travieso y descarado que se utiliza en momentos, un humor negro bien dosificado, sin ninguna posibilidad de caer en lo absurdo, que anima la película con secuencias memorables. Este añadido al film, lo hace aún más interesante, presentándolo como algo más que una cinta de terror y ofreciendo algo nuevo en el género, del que nacería el subgénero llamado splattstick, o sea, gore cómico. Posiblemente sea eso lo que hace que Re-animator, goce de esa frescura a pesar del paso de los años.
La última pieza fundamental de este film, podríamos decir que es el mítico personaje de Herbert West, un tipo retraído que en cierto modo parece correcto en su comportamiento, pero que detrás de esas gafas esconde un ser sin sentimientos ni emociones, con la única obsesión en lograr su cometido sea como sea, sin importarle los resultados. Acompañado de su maletín, su bata blanca y como no, de su famoso suero verde fluorescente que se dedica a inyecta sin ninguna contemplación. Herbert West, uno de los personajes más representativos del splatter nacido en los años 80, seguiría sus andaduras años después en la secuela de Re-animator, llamada en forma de parodia «La novia de Reanimator», en clara referencia a la secuela de la serie de Frankesntein, y recientemente en la que fue la recuperación de la saga con «Beyond Re-animator», de la productora Fantastic Factory, con Santiago segura, Elsa Pataky, entre otros…
En definitiva, Re-animator es un film imprescindible y recomendable para los que aún no la hayan visto, y una joya para tener en la estantería de los grandes clásicos de todos los tiempos.
El momento: Uno de los momentos más destacados del film, es la disparatada pelea en el deposito de cadáveres. Tras despertad uno de los cadáveres que descansaban en paz en la morgue, West y Dan, intentan reducirlo pero todo es inútil y comienza a arremeter contra todos, realizando una gran sangría.
La escena: Una de las más memorables escenas de este film, es sin duda la cabeza decapitada con vida del doctor Carl Hill, el villano de la película, en una bandeja metálica.
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