Secuestrados (2010)
Secuestrados es una producción española digna del mejor cine Hollywoodiense, que se podría equiparar (y no sólo por la semejanza de la temática) a la controvertida Funny Games, de Michael Haneke. Se trata del denominado secuestro exprés, consistente en retener a los inquilinos y amenazarlos hasta obtener el máximo dinero posible en pocas horas, algo tan de moda hoy en día por desgracia.
El director ha optado por una introducción lo más escueta posible (presentación de los personajes, el escenario y poca cosa más), centrándose en la trama principal desde el primer instante (no se anda con rodeos de historias paralelas o situaciones que no vienen a cuento) y focalizando la acción en secuencias de aproximadamente veinte minutos ininterrumpidas (con una única cámara siguiendo sin cesar la historia), de forma clara y explícita, resultando un filme frenético de gran belleza visual.
Jaime (Fernando Cayo) y Marta (Ana Wagener), junto a su hija Isa (Manuela Vellés), se acaban de trasladar a su nueva casa. La mudanza ha sido agotadora y planean celebrar su primer día en su nuevo hogar con una cena familiar descorchando una botella de champán y brindando por ello. Poco les dura la tranquilidad, pues tres secuestradores asaltan la morada al caer el Sol. Les obligan a entregarles las tarjetas de crédito y los móviles, mientras vigilan atentamente cada uno de sus movimientos, de forma intimidatoria y amenazante.
Dos de los secuestradores permanecen junto a Marta e Isa, mientras Jaime es encomendado a acompañar al otro en busca de un cajero automático en el que poder retirar el ansiado dinero. Nada resultará ser tan “sencillo” como en un principio parece, ya que una serie de acontecimientos nada fructíferos para la familia provocará una retahíla de comportamientos agresivos en la casa por parte de uno de los secuestradores, mientras el otro intenta calmarlo en la medida de lo posible.
Todo ello desembocará en el desenlace, un final no que nada tiene que ver con el típico final en el que las víctimas salen victoriosas y los delincuentes son detenidos por la policía, en esta ocasión será mucho más crudo y dramático…
El reparto es genial, y no sólo por el renombre que tienen los actores (la cual cosa asegura un éxito comercial), sino también por las interpretaciones (que rozan la perfección), especialmente complicadas al tratarse de una película en la que las secuencias son extraordinariamente extensas. La tensión que se masca en cada decisión que realiza una u otra parte (secuestradores o secuestrados) es sencillamente espectacular, a lo que contribuyen enormemente un guión espléndido y la coherencia que la trama mantiene en toda la película.
Hablar en particular de Fernando Cayo, Ana Wagener o Manuela Vellés sería injusto, ya que el resto intérpretes también bordan sus papeles.
El segundo largometraje de Miguel Ángel Vivas, tras la correcta Reflejos (en 2003) es prácticamente insuperable: una tensión continua, una atmósfera agobiante, varias escenas de acción, algunos momentos de terror, partes de violencia extrema… una auténtica hazaña en la que lo más sorprende es una acción tan directa y el genial montaje de producción (a destacar las escenas a pantalla partida, en las que dos acciones distintas tienen lugar al mismo tiempo, desencadenando ambas situaciones en el mismo sitio).
Secuestrados no es solamente una magnífica dirección, un excelente reparto y una historia verdaderamente estremecedora, sino que se trata de una mezcla de todo ello y mucho más, se trata de un cóctel explosivo que merece triunfar (como ya lo está haciendo; entre los galardones conseguidos hasta la fecha destacan el Premio a la Mejor Película y el Premio a la Mejor Dirección en el “Fantastic Fest 2010”) en todo el mundo.
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