Tamami: The Baby’s Curse (2008)
Una muchacha hermosa, Yoko, se pierde una noche durante un ataque aéreo y es acogida por un orfanato. Tarde o temprano, ella se reunirá con su propia familia y se irá a casa para vivir con ellos. Pero allí, un destino inesperado la espera, debido a una maldición del pasado, se verá envuelta en un mundo de horror y de tortura.
El director japonés Yûdai Yamaguchi, cambia de registro tras la extravagante y surrealista ‘Meatball Machine’, con una historia de puro terror fantásticamente ambientada, que posee una atmósfera que recrea a la perfección el espíritu retro de las películas asiáticas de los años 70 y 80. El film posee una atractiva trama que combina el drama con el terror, una inquietante música que envuelve las mejores escenas, tétricos escenarios donde transcurre la historia, misteriosos y logrados personajes que te transportan años atrás, y un secreto oculto, centro de la fuerza del film, una combinación perfecta que Yamaguchi logra conjugar en más de hora y media de metraje.
La tenebrosa atmósfera nos acompaña desde los primeros minutos, con la llegada de la niña protagonista a la casa, y nos introduce de lleno en el misterio gracias a los ruidos, las sombras, y la tormenta, la cual sirve de estremecedor acompañante entre los oscuros pasillos de la casa, donde nos espera una secuencia tensa que sitúa a la niña encerrada en una habitación llena de muñecos. Este apartado permanecerá intacto durante todo el film, manteniendo ese atractivo visual que proporciona tanto la casa como los escenarios exteriores, una de las piezas clave en la calidad del film.
Empezando por la propia niña protagonista, todos los personajes del relato están construidos para enfatizar el misterio que posee la cinta, el padre, la ama de llaves, pero en especial, el personaje de la madre, dado su irregular comportamiento, es el que mayores incógnitas despierta. Un personaje triste y melancólico, que vive en un profundo estado de depresión y constantes cambios de humor, que además, guarda su obsesión en forma de secreto.
El morboso secreto es el centro de la macabra historia, que para aumentar el misterio, al espectador se le va mostrando poco a poco. Primero llegan los ruidos, los correteos y los llantos, más tarde, el inquietante juego del escondite, que culminará con la salvaje y explosiva aparición del monstruo, la criatura mutante (una especie de Chucky o bebé mutante a lo Cohen en ‘Está vivo’ o el niño resucitado de la inédita ‘Boy from hell’ de Hiroshi Takahashi) que posee garras, colmillos y una especial mala leche que el director desata en la parte final, con un espectáculo de gore exquisito, utilizado como todo en el film con medida, que llega como algo necesario en el metraje, para poner la guinda al inquietante pastel de terror elaborado por Yamaguchi.
En definitiva, ‘Tamami the baby’s curse’ es sin duda una obra recomendable para los amantes del género, y para aquellos que les apasione el cine asiático y estén un poco cansados de tanto fantasma de pelo largo, ya que Yamaguchi apuesta por innovar el panorama actual con un adecuado aire retro que logra atraparte.
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