Tell me something (1999)
Tras la muerte de su madre, el detective Cho, es acusado de haber robado dinero para pagar los costes de la enfermedad de su madre, no obstante, vuelve al trabajo, siéndole encargado el caso de un asesino en serie que esta llevando a cabo horrendos asesinatos, en los que mutila a sus victimas con estupenda destreza, para luego dejar los trozos repartidos por la ciudad de Seúl, en bolsas negras.
La primera bolsa será encontrada debajo de un puente, pero el cuerpo está incompleto. La segunda bolsa será hallada en el ascensor de un centro comercial, en ésta también parecen faltar partes del cadáver. Otra bolsa será encontrada en un parque, donde se hallan los trozos de otro cadáver incompleto. Entre las tres bolsas, se encuentran intercambiadas los brazos, piernas, cabezas de las tres victimas, el trabajo ahora es reconstruir los cuerpos.
Mediante la identificación de uno de los cuerpos, el detective Cho, se pone en contacto con Seyoung, una chica que tuvo relaciones con una de las victimas. Será interrogada descubriendo así, que las tres victimas habían sido amantes de ella.
El detective Cho, con la ayuda del detective Oh, volcarán las investigaciones sobre el pasado de Seyoung, para poder desenmascarar a este despiadado asesino, que todavía sigue matando.
El director coreano Chang Yoon-Hyun, nos sumerge en una película de asesinos en serie totalmente diferente y peculiar.
La extirpación de un brazo con todo detalle, abre éste thriller-hard-gore. Un comienzo que promete y deja entrever lo que en momentos puntuales podremos disfrutar en éste film, lleno de imágenes sangrientas, minutos intrigantes y secuencias de terror. Pero no todo es acción y adrenalina en esta película, ya que está llena de necesarios altibajos que permiten presentar los personajes y comprender la historia.
Bajo un guión técnicamente convencional, Chang Yoon-Hyun, toca el tema de los asesinos en serie, (algo muy explotado últimamente en el mercado USA, aunque no tanto en el coreano) de manera magistral, ofreciéndonos un festival de imágenes explicitas, poco utilizadas en las producciones Americanas, por aquello de la censura.
La excepción está en la ambientación utilizada en este tipo de películas. Los típicos escenarios oscuros y solitarios, se entrelazan con lugares luminosos y concurridos, como centros comerciales o parques, con lo que el director nos muestra una manera diferente de ver la historia. Por otro lado, Chang, explica que pretendía realizar algo diferente, sin caer en la típica película de suspense donde todo cuadra a la perfección mucho antes del final y terminan felizmente. El director juega con el espectador, trata de confundirlo, por eso en escenas oculta cosas sin importancia y muestra otras para despistar, con lo que consigue que pienses y trates de averiguar el sentido a la historia.
La duración del primer montaje era de 2h.40min. que el director fue recortando para no dar tantas pistas sobre la trama y dejar cábalas abiertas al finalizar el film.
El momento: Varios son los films orientales de terror, que utilizan un ascensor para recrear momentos de auténtico pánico que no tienen desperdicio, como en éste, donde el asesino a dejado una sorpresa dentro de un elevador de un centro comercial lleno de gente, donde accidentalmente un niño lo descubre para despertar el pánico entre los ocupantes del siempre claustrofóbico habitáculo. Momentos de suspense, terror, sangre y gore para el deleite del espectador hambriento de imágenes con sustancia.
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