The Crazies (1973)
Pennsylvania. Una plaga biológica ataca un pequeño pueblo de la localidad, como consecuencia, algunos de los habitantes comienzan a comportarse de manera violenta. El ejército, varios científicos y el propio gobierno, no tardará en llegar al lugar para intentar contener los brotes violentos y poner solución a la epidémia. Pero la gente, que no recibe un buen trato, y ninguna explicación de losucedido a sus familiares, intenta por sus medios sobrevivir al holocausto.
El mítico director George A. Romero, padre de los incansables muertos vivientes, dejaba en 1973 relativamente aparcadas a éstas peligrosas criaturas, que fueron creadas en 1968 para su mayor éxito ‘La noche de los muertos vivientes’, para ofrecernos otra vertiente del terror, o de las conflictivas relaciones humanas como consecuencia de los experimentos, armas bacteriológicas y demás sustancias tóxicas para el ser humano. ‘The Crazies’ cuarto largometraje de Romero, es una de las cintas menos conocidas del director estadounidense, que dado su espeso contenido y el enfoque tosco y demasiado moralista que se da a la historia, quedó relegada a una visión curiosa del que quiera conocer la biografía completa del autor.
El film suponía una nueva propuesta de un aventajado Romero, que parecía querer ir más allá en su trabajo, pero lamentablemente el film toma enseguida un tono distinto y atropellado, alejándose en gran parte del terror que vivimos con su primera obra. El arranque de ‘The crazies’ es quizás lo mejor, en el que se nos pone en situación con los primeros brotes de una epidemia viral, que afecta al comportamiento de los habitantes de un pequeño pueblo de estados unidos, quienes se comportan agresivamente con sus familiares y vecinos. Pero eso y poco más encontraremos en ese aspecto, ya que a partir de ese momento coge casi todo el protagonismo el ejercito, los políticos y los médicos, quienes se debaten en cargantes diálogos y soporíferas tertulias envueltas en humo de cigarrillo, en busca de una solución al problema.
Que el entramado se centre tanto en los problemas internos del gobierno y del ejercito por controlar tal epidemia no es en sí el problema de la cinta, sino la manera tan poco sugerente con la que se enfoca el tema. Políticos impasibles y militares un tanto descontrolados en sus actos, que provocan escenas que desconciertan hasta al espectador. No es de extrañar con tanto alboroto, que los propios protagonistas, un grupo de habitantes del lugar, a los que Romero sitúa en segundo plano de la epidemia, pasen de todos y se marchen a su voluntad para intentar escapar de tan peligroso escenario.
No hay mucho más que decir, ya que pocos son los momentos de terror, de acción o de violencia que se pudiera esperar de una cinta como ésta, aburriendo al respetable hasta el final. El film culmina con una insinuante y polémica escena de dos contagiados, padre e hija, quienes se besan apasionadamente, poniendo el grito del incesto en el cielo.
El film suponía una nueva propuesta de un aventajado Romero, que parecía querer ir más allá en su trabajo, pero lamentablemente el film toma enseguida un tono distinto y atropellado, alejándose en gran parte del terror que vivimos con su primera obra. El arranque de ‘The crazies’ es quizás lo mejor, en el que se nos pone en situación con los primeros brotes de una epidemia viral, que afecta al comportamiento de los habitantes de un pequeño pueblo de estados unidos, quienes se comportan agresivamente con sus familiares y vecinos. Pero eso y poco más encontraremos en ese aspecto, ya que a partir de ese momento coge casi todo el protagonismo el ejercito, los políticos y los médicos, quienes se debaten en cargantes diálogos y soporíferas tertulias envueltas en humo de cigarrillo, en busca de una solución al problema.
Que el entramado se centre tanto en los problemas internos del gobierno y del ejercito por controlar tal epidemia no es en sí el problema de la cinta, sino la manera tan poco sugerente con la que se enfoca el tema. Políticos impasibles y militares un tanto descontrolados en sus actos, que provocan escenas que desconciertan hasta al espectador. No es de extrañar con tanto alboroto, que los propios protagonistas, un grupo de habitantes del lugar, a los que Romero sitúa en segundo plano de la epidemia, pasen de todos y se marchen a su voluntad para intentar escapar de tan peligroso escenario.
No hay mucho más que decir, ya que pocos son los momentos de terror, de acción o de violencia que se pudiera esperar de una cinta como ésta, aburriendo al respetable hasta el final. El film culmina con una insinuante y polémica escena de dos contagiados, padre e hija, quienes se besan apasionadamente, poniendo el grito del incesto en el cielo.
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