The Man From Nowhere (2010)
Cha Tae-sik es el propietario de una pequeña casa de empeños y lleva una vida tranquila en apariencia, tranquila hasta que una niña, So-mi, que vive en la puerta de al lado con su madre, una bailarina adicta a los lios irrumpen en su vida; Cuando ésta roba a sus jefes parte de un alijo, la vida de Cha Tae-sik da un giro que trae consigo fantasmas del pasado…
Decir a estas alturas que en Corea del sur se hace uno de los cines mas atractivos de la actualidad es como inventar el chicle. En realidad no hacen nada nuevo, de hecho la historia que hoy nos ocupa la hemos visto infinidad de veces en películas como “El Profesional” (Jean Luc Besson, 1994), el samurai que interpretaba Alain Delon en la película de Jean Pierre Melville o incluso llevado al extremo en el “Taxi driver“ de Scorsese que a su vez en tiempos pretéritos fue llevada a cabo por Kurosawa y así sucesivamente; Pero ¿que hace especial a este film y en general al nuevo thriller coreano?, ¿qué diferencias encontramos entre estas cintas y las que hacen en Estados Unidos de similar factura?, la respuesta es clara, mientras en el país anglosajón optan por montajes alocados deudores del peor estilo “videoclipero” y una , a veces , desesperante claridad argumental, en Corea del sur los directores de cine parecen tener la receta para hacer una buena película, y simplemente se dejan llevar por su instinto, saben lo que tienen entre manos y como llegar a la sensibilidad del espectador, sin artificios pero sin sacrificar el espectáculo.
Sin duda esta es una película de marcada exageración, sus personajes y situaciones son llevadas al extremo, el malo es absurdamente malo y no muestra nunca un ápice de bondad, el bueno es un ser solitario que sin duda alberga un pasado oscuro y que no nunca hace concesiones, herencia directa de ese personaje que no se cansó de bordar Clint Eastwood, y la víctima de todo este “fregao”, en este caso una niña, Sae-ron Kim que ya demostró su talento en A brand new life (Ounie Lecomte, 2009), es pura dulzura y desde el primer momento sabes que tendrá que anteponerse a las peores situaciones, consiguiendo así un aura “comiquera” que se agradece.
En el film volvemos a ver esas constantes ya casi marca de la casa en Corea del sur, es decir, escenarios situados en los bajos fondos donde lo peor del ser humano sale a la luz (el mercado clandestino de órganos, la venta de drogas, la prostitución…), una narrativa frenética por instantes y pausada cuando así se requiere y una falta de miedo muy gratificante por mostrar lo que el director quiere mostrar, sin tapujos y sin eufemismos.
La estrella de la película es la joven Sae-ron Kim, rodeada por un elenco de actores de primera orden en Corea del sur, especialmente ese “hombre sin nombre” interpretado por la rutilante estrella e ídolo de quinceañeras que es Bin Won, al que ya vimos en Mother (Bong Joon-Ho, 2009); Cabría destacar la participación de Thanayong Wongtrakul, actor tailandés que interpreta al antagonista de Bin Won y que se convierte en el candidato por excelencia para figurar como el favorito de la película para muchos.
En definitiva nos encontramos una vez mas con un thriller coreano que no debes perderte, en el que casi todo lo que nos encontramos es bueno y en el que lo peor es que se acabe y nos deje con ganas de mas.
¡El diccionario ya no vale!. ¡Hay que ir al cine!. ¡En el pais occidental han inventado con imágenes la nueva acepción de la palabra trepidante!.


