The Sorcerer and the white snake (2011)
La historia de la película se basa en la leyenda china y se centra en un joven estudiante (Raymond Lam) que se enamora de una bella mujer (Huang Shengyi), sin saber que ella es una serpiente blanca que ha tomado forma humana. Un monje llamado Fahai (Jet Li) interviene para salvar el alma de joven encerrando a la serpiente blanca en un pozo profundo.
De Tony Ching Siu-Tung se recuerda con especial agrado el film Una historia china de fantasmas (Sien nui yau wan, 1987), simpática mezcolanza de comedia, acción y cine fantástico que parecía hermanado, por su frenesí formal y desenfreno narrativo, con las primeras obras de Sam Raimi (es decir, el de la trilogía Posesión Infernal y Darkman). Es cierto que Una historia china de fantasmas no pasará a la historia de los grandes films legados por el cine asiático, pues se trata esencialmente de un producto con clara vocación comercial, que acumula en su metraje no pocos defectos de todo tipo y que no tiene otra pretensión que entretener a su público potencial durante poco más de hora y media. Lo mejor de aquel film residía en un constante e imaginativo despliegue de artesanales (y por ello encantadores) efectos especiales, y en su forma desprejuiciada de acercar las clásicas y tradicionales historias chinas de fantasmas a los espectadores contemporáneos. Lo peor residía en el blando romanticismo del que hacia gala la narración – y el tono exagerada (y voluntariamente) naif de la misma -, en el excesivo protagonismo que tomaba en muchos momentos una cargante y relamida banda sonora, y en los tics visuales de vídeo-clip ochentero que se apoderaban por completo del film en determinadas secuencias.


Todos estos defectos siguen muy presentes en The Sorcerer and the White Snake, pero con la contrariedad de que en la más reciente obra de Siu-Tung no existen aciertos que reequilibren parcialmente el resultado global de la misma: será el signo de los tiempos, pero si el film tiene un total de 1800 tomas, de las cuales 1500 tienen efectos especiales de algún tipo – como aseguró el realizador durante la presentación del mismo en Sitges – entonces existen muchas razones para no sentir simpatía hacia The Sorcerer and the White Snake, pues los efectos artesanales devienen ahora digitales, y en muchas ocasiones la presencia en pantalla de estos resulta muy pobre y visualmente feísta, al modo del peor de los videojuegos posible. El film entero parece hecho con cierta desgana y cansancio, e incluso el avejentado Jet Li que lo protagoniza aparece más inexpresivo y soso que en otras ocasiones recientes.


Todos estos defectos siguen muy presentes en The Sorcerer and the White Snake, pero con la contrariedad de que en la más reciente obra de Siu-Tung no existen aciertos que reequilibren parcialmente el resultado global de la misma: será el signo de los tiempos, pero si el film tiene un total de 1800 tomas, de las cuales 1500 tienen efectos especiales de algún tipo – como aseguró el realizador durante la presentación del mismo en Sitges – entonces existen muchas razones para no sentir simpatía hacia The Sorcerer and the White Snake, pues los efectos artesanales devienen ahora digitales, y en muchas ocasiones la presencia en pantalla de estos resulta muy pobre y visualmente feísta, al modo del peor de los videojuegos posible. El film entero parece hecho con cierta desgana y cansancio, e incluso el avejentado Jet Li que lo protagoniza aparece más inexpresivo y soso que en otras ocasiones recientes.
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