The Uninvited (1944)
Roderick y Pamela Fitzgerald son dos hermanos que casualmente dan con una casa abandonada. Decididos a comprarla, entran en contacto con un tal Comandante Beech. Tras llegar a un acuerdo, los hermanos se instalan en la casa, pero no tardan en descubrir que la nieta del Comandante, Stella Meredith, se niega a ver la casa ocupada por extraños, y que extraños sucesos tienen lugar en el interior de la misma.
“The Uninvited” es una pequeña película de los años 40 que goza de cierto prestigio entre algunos críticos. Vista en la actualidad, a la película no parece haberle sentado demasiado bien el paso del tiempo, y su mixtura entre película de misterio, drama psicoanalítico, manifestaciones sobrenaturales y ciertos toques de humor blando no presenta demasiada solidez.
Uno de los aspectos que se mantienen intemporales es, sin duda alguna, la excelente fotografía del operador Charles Lang, que cuenta con algunas maravillas a las ordenes de directores como Billy Wilder, Anthony Mann o George Cukor, pero sin salirnos del ámbito que manejamos, el fantástico, con algunas excelentes películas como “La Muerte de Vacaciones”, (Death Takes a Holiday, 1934) o ”El Fantasma y la Sra. Muir” (The Ghost and Mrs. Muir, 1947), que al igual que la presente película, también apostaban por la mixtura genérica con un pie (o varios) en el fantástico.
La fotografía de Lang presenta, en los momentos más atmosféricos, una negra densidad que, debido a la poca fuerza real de los supuestos momentos de tensión, es la única baza con la que cuenta la película para crear cierta inquietud.
En mi opinión, junto a lo ya señalado, destacan otros dos aspectos. Por un lado, la sutil forma de expresar un cambio emocional en el personaje de Roderick Fitzgerald (Ray Milland). Me explico: una de las razones de los dos hermanos para irse a vivir a la casa apartada tiene que ver con el vacío creativo que tiene este personaje, músico de profesión. En un momento determinado, el personaje empieza a enamorarse de la nieta del Comandante Beech (el hombre que les ha vendido, a él y a su hermana Pamela, la casa), Stella, y de forma espontánea, mientras Roderick habla con su hermana del sentimiento que le inspira la chica, el personaje deja fluir su música al piano. Una forma de expresar con una acción del personaje que este está sufriendo un cambio interior positivo.
Por otro lado, y en este caso si que tiene que ver con el aspecto más logradamente terrorífico de la película, destacar el prólogo de la película, en el que un travelling recorre lentamente las olas que golpean contra las rocas de una pequeña bahía, mientras una voz en off nos informa del carácter legendario y fantasmagórico de la región: ambos elementos logran empezar a transmitir la atmósfera que la historia requiere. La secuencia descrita encuentra su adecuada progresión en otros dos momentos de la película, en los que Stella, la chica de la que se enamora Roderick, emprende alocadas carreras desde el interior de la casa hasta las mismas rocas del prólogo, con la intención de precipitarse al vacío, actitud que parece estar inducida por uno de los supuestos fantasmas de la casa.
Con todo lo bueno y lo malo, “The Uninvited” ocupa su pequeño lugar en el cine de la década de los 40, y se encuentra por encima de otras aportaciones actuales al tema de las casas encantadas que se pretenden muy modernas y son absolutas antiguallas.
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