La Mujer de Negro (2012)
El joven abogado de Londres Arthur Kipps (Daniel Radcliffe) se ve obligado a dejar a su hijo de tres años para viajar al remoto pueblo de Crythin Gifford y encargarse de los asuntos de una clienta de su bufete recientemente fallecida. Sin embargo, cuando llega a la vieja y escalofriante mansión propiedad de la fallecida, descubre siniestros secretos del pasado, y su inquietud no hace más que aumentar cuando vislumbra a una misteriosa mujer vestida enteramente de negro que acecha la mansión.


A medida que avanzaba La mujer de negro empezaba a rondarme en la cabeza el por qué de la fuerte presencia de niños, y jóvenes de corta edad, en la gran mayoría de películas de terror realizadas en Inglaterra en estos últimos años. Ya sean los protagonistas absolutos, como en los casos de The children (2008), Eden lake (2008), Attack the block (2011) o Inbred (2011), o bien en un segundo plano, como por ejemplo A lonely place to die (2011). Es cierto que su presencia, bien conducida, puede llevarnos por cauces la mar de intensos y extraordinarios. ¿Quién puede matar a un niño? (1976) o El otro (1972) son dos sensacionales ejemplos, pero lo de la campilla inglesa empieza a ser magníficamente obsesivo. Así que Watkins, continuando en esta vertiente, ya exprimida en su primer film con unos chavales de armas a tomar, recurre ahora a los críos en su nueva película.


Guionista de My little eye (La cámara secreta) (2002) y The descent 2 (2009), y director de la extraordinaria Eden lake (2008), inédita todavía en nuestro país (¡incomprensible!), Watkins, cuatro años después de cosechar excelentes críticas con su opera prima, vuelve a ponerse detrás de la cámara para ofrecernos un film de corte clásico, situado hacia el 1865, y protagonizado por Daniel “Potter” Radcliffe. De profesión abogado, padre de un crío y viudo, Arthur Kipps es enviado a un recóndito lugar de la costa de Inglaterra, para empezar a cerrar los trámites de una antigua mansión debido al fallecimiento de su dueña. Su llegada, vista con cierto temor por parte de los lugareños de la pequeña población (los aldeanos, como siempre, recelosos ante la llegada de foráneos a sus comunidades), deja entrever a Arthur que su visita no es grata. Además, arrastrará más dolor a un pueblo ya cansado e impotente ante una amenaza inexplicable de fatales consecuencias debido a los primeros avistamientos, por parte de Arthur, de la mujer de negro… Símbolo de un mal que lleva años atemorizando a la población.
Luciendo un magnífico diseño de producción, y con un look muy alejado de su anterior propuesta, aunque con ideas semblantes, Watkins, de la mano de Daniel Radcliffe, retoma el horror. Abandonada ya su faceta de mago, parece ser que la varita mágica y la túnica negra de la exitosa saga de Harry Potter han pasado a mejor vida, sufre a la hora de construir su personaje. Apoyado en un pasado que ha transitado por la muerte, y con cierta atracción hacia las artes negras, será el encargado de dibujar un mapa entre la vida y la muerte en busca de un descanso terrenal infinito. Y de paz absoluta para todos.
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