Ultimátum a la tierra (2008)
Argumento
Un platillo volante llega a la Tierra. De su interior salen un robot (Gort) y lo que parece ser un hombre corriente (Klaatu), con una misión: traer un importante mensaje a los líderes de todo el planeta. Pero algo parece extraño en todo esto…
Scott Derrickson, director de El exorcismo de Emily Rose y Hellraiser: inferno, prepara el remake de un clásico de todos los tiempos como fué ‘Ultimátum a la Tierra’.
En ella contará con caras conocidas como Keanu Reeves, Jennifer Conelly, Kathy Bates y Jade Smith, hijo de Will Smith. El primero interpretará el papel de el personaje Klaatu, un extraterrestre humanoide que llega a la Tierra con fines pacíficos para advertir a la población de los peligros de la guerra y la energía atómica. Connelly hará el papel de una científica que se convierte en el humano que «negociará» con dicho hombre del espacio, mientras que el pequeño Smith será Jacob, el hijastro de 8 años de la científica y el primero en entablar contacto con Klaatu.
Crítica
No he visto “El Exorcismo de Emily Rose” (The Exorcism of Emily Rose, 2005), el anterior film dirigido por Scott Derrickson, y que, por lo menos en España, pasó sin pena ni gloria, pero el remake de “Ultimátum a la Tierra” (The Day the Earth Stood Still, 1956, Robert Wise) no se merece mejor suerte en las taquillas mundiales que aquel. El film de Derrickson acumula despropósitos en exceso como para intentar defender mínimamente la propuesta, empezando por un reparto completamente erróneo, encabezado por Keanu Reeves, Jennifer Connelly y el hijo de Will Smith, Jaden.
El antaño exitoso protagonista de films tan conocidos como la trilogía “Matrix”, “Speed” o “Le llaman Bodhi”, hace ya algunos años que no logra la misma repercusión con sus propuestas, siendo una de las últimas el mediocre thriller policíaco “Dueños de la Calle”. Ciertamente, Reeves nunca ha destacado por sus dotes interpretativas, sirviendo habitualmente de reclamo para el público femenino gracias al exotismo de sus rasgos, y aunque se podría ironizar sobre lo adecuado de tener al actor interpretando al extraterrestre Klaatu, que utiliza el cuerpo de un humano para moverse por el planeta Tierra, y detalle con el que se pretende justificar el rostro hierático y inexpresivo del actor en todo momento, la verdad es que su labor es de lo más pobre. Más increíble resulta darse cuenta de la obsesión que parecen tener los profesionales de la industria, que le contratan repetidamente para ejercer de Mesías: en “Pequeño Buda”, en “Matrix” y secuelas, y ahora Klaatu, un Mesías venido del espacio exterior. Y quizá alguien más esté de acuerdo en concluir que para resultar creíble en semejante rol hace falta algo de talento, al margen de un exotismo físico, como muy bien demuestra la mítica interpretación de Enrique Irazoqui en la notable “El Evangelio según San Mateo” (Il Vangelo Secondo Matteo, 1964, Pier Paolo Pasolini), a su modo un film sobrenatural.
Jennifer Connelly continua con su frialdad interpretativa y belleza glacial características, y Jaden Smith añade el (innecesario pero parece ser que muy comercial) toque de pesadez infantil.
El trabajo de Derrickson no alza el vuelo creativo en ningún momento, dejando claro con el resultado final que estamos ante un director absolutamente desganado ante la tarea que desempeña (y con la que se embolsa un buen dinero, todo hay que decirlo), y es que el film tiene una factura visual y narrativa de lo más plana.
Mucho más sorprendente resulta darse de bruces con la penosa calidad de los efectos especiales de la película, que contribuyen de forma decisiva al hundimiento de la propuesta. Y es que uno no esperaba encontrar unos diseños y acabados tan planos y que parecen heredados de los restos de cualquier mediocre videojuego actual. El robot Gor, centinela de la nave en la que viaja Klaatu, tan mítico pese al diseño mucho más arcaico del film de los años 50, aquí ni siquiera alcanza el rango de entrañable, siendo una de las más olvidables creaciones recientes dentro del terreno de la ciencia ficción.
Uno de los pocos planos sugerentes que, pese a todo, hay en la película, es el que muestra a varias personas que caminan por el interior de un parque, y las sombras que proyectan los árboles en el suelo desplazándose fantasmagóricamente al verse iluminado el lugar por la fuerza alienigena que desciende sobre la ciudad. Un breve momento que sí que ofrece una imagen a tono con el género de la película, pero que lamentablemente se diluye en la penosa sucesión de planos que preceden y siguen al citado.
Si el film de Robert Wise conjugaba de forma notable la atmósfera visual propia del cine negro con la de la ciencia-ficción, y al mismo tiempo ofrecía una crítica sobre la forma de vida del ser humano, el remake varía negativamente el desarrollo argumental de la original, logrando un guión verdaderamente endeble y unos diálogos malos, cuando no son, además, pretenciosos; Ej.: la conversación entre un extraterrestre camuflado de hombre asiático y Klaatu, en la que el primero asume que la existencia del ser humano, pese a sus instintos destructivos, merece la pena, y por ello decide quedarse y morir en la tierra, en lugar de abandonarla por que se va a proceder a su inmediata destrucción.
Las escenas de acción, tan vitales en producciones de este tipo, están desganadamente resueltas y no hay ningún momento que merezca una especial atención.
En fin, una película que más que endulzar las Navidades, las agria, pero conviene recordar que en las últimas semanas se han estrenado un puñado de títulos, de diversa procedencia, y al margen del cine fantástico, que merecen correr más suerte en las taquillas que el film de Derrickson, que muy probablemente logre una buena recaudación: “Gomorra”, de Matteo Garrone; “Il Divo”, de Paolo Sorrentino; “JCVD”, de Mabrouk El Mechri; “Las Horas del Verano”, de Olivier Assayas; “La Cuestión Humana”, de Nicolas Klotz, y “Appaloosa” de Ed Harris. Todas ellas merecen la pena.
Trailer
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