«Mad Max» Y los hombres se comieron a los hombres…
“…por razones olvidadas hace largo tiempo, dos tribus guerreras se declararon la guerra, provocando un incendio que devoro a las ciudades, sin combustible ya no eran nada. Construyeron una casa de paja y las maquinas rugientes jadearon y se detuvieron. Los lideres hablaron y hablaron y hablaron… pero nada pudo detener la avalancha, el mundo se tambaleó, las ciudades estallaron en un vendaval de pillaje, en una tormenta de miedo, los hombres se comieron a los hombres..”. En estos tiempos en los que el fin del mundo esta en boca de todos, la degradación de los derechos humanos y la involución del ser humano son hechos incontestables, he creído conveniente rescatar de la filmoteca uno de los grandes clásicos del cine, “Mad Max”. Un homenaje al western por parte de George Miller en el que retrata la venganza con un estilo salvaje y casi poético, en un mundo post-apocaliptico.
George Miller, de profesión medico, mientras realizaba su residencia en Melbourne, las casualidades de la vida quisieron que en su camino se cruzara Byron Kennedy, un cineasta aficionado. Entre ellos dos surgió una gran amistad. Juntos rodaron un cortometraje titulado “Violence in the cinema, part 1”, obra en la que George Miller ya dejaba patente su descarnada tendencia hacia la violencia, que más tarde plasmarían entre los dos en una de las trilogías más aclamadas de todos los tiempos.
George Miller se inspiró en “A boy and his dog” , aquí conocida como “2024: Apocalipsis nuclear”, película dirigida en 1975 por L. Q. Jones. A pesar de ser considerada como una obra de culto dentro de la serie B, el éxito de “Mad Max” la eclipsó por completo. El film de George Miller contó con un presupuesto irrisorio, 350.000 dolares que a la postre devolvieron 100.000.000 de dolares gracias a su enorme éxito en taquilla en Australia, ya que fuera pasó casi inadvertida, llegando a doblar sus voces para que se entendiera mejor debido al marcado acento Australiano de los actores.
“Mad Max” levantó una gran polémica en su momento, llegando a ser prohibida en Suecia y calificada como X en Francia. Miller desnudó los instintos más salvajes y primitivos del ser humano, conmocionando así nuestras conciencias. “Australia en un futuro no muy lejano, la fuerza central de patrullas se encarga de controlar las carreteras y atrapar a los pandilleros que aterrorizan a los ciudadanos. Entre sus integrantes se encuentra Max Rockatansky, junto con más agentes lidera la operación para atrapar al “Jinete Nocturno”. Esto traerá duras represalias por parte de la banda. Max perderá a su familia. Lleno de odio y sediento de venganza se lanzara a la carretera en busca de justicia”. En los 80 el cine Australiano supuso un soplo de aire fresco para la industria Hollywoodiense, uno de esos ejemplos es “Cocodrilo Dundee” pero en cuanto al genero se refiere cabe destacar, “Razorback: Los colmillos del infierno” una monster movie en la que un jabalí anormalmente grande y agresivo siembra el terror en una Australia profunda, salvaje y desquiciada.
Para los que hayan visto la trilogía de Miller, no pasara desapercibido el hecho de que la película original es una rareza dentro de la saga, ya que existe una desconexión importante con respecto a sus posteriores secuelas, unidas únicamente por el nexo del personaje interpretado por Mel Gibson y el auténtico rey del asfalto, el INTERCEPTOR.
Idénticos casos se han producido con otras películas como bien pueden ser “Acorralado” o “Evil Dead”, producciones minoritarias y sin ningún tipo de pretensión se convierten en un éxito en taquilla que trae consigo la realización de diferentes secuelas y en consecuencia la creación de un universo, para regocijo de sus fans.
Al contrario que la primera entrega, una sencilla historia de venganza, «Mad Max 2» rebosa épica y salvajismo, fusionando con absoluta naturalidad el cine de Peckinpah y Leone con el Scifi. Suele decirse que segundas partes nunca fueron buenas pero este no es el caso. Miller crea una obra maestra con mayúsculas que ha influenciado a las posteriores generaciones de cineastas, novelistas y hasta creadores de videojuegos. En esta segunda entrega da un giro radical en la temática presentándonos un futuro devastado por la guerra, una realidad aterradora donde los humanos se mataran unos a otros por un bidón de gasolina. En ese caótico mundo es donde emerge con fuerza la figura del anti-héroe solitario.
La irrupción del anti-héroe supuso romper con las normas ya establecidas de lo que se considera heroico, ya que suelen ser tipos oscuros, antisociales que se rigen por su propia brújula moral, ya sea buscando castigo, venganza o la redención. Esta figura ha sido utilizada en infinidad de ocasiones tanto en la literatura, como en el cine, cómics o videojuegos. Rol que le va como anillo al dedo al siempre polémico Mel Gibson, protagonista también de otra celebre saga “Arma Letal”, y que volvería a interpretar en “Mad Max 3: Mas allá de la cúpula del trueno”, junto a Tina Turner. Esta tercera entrega fue el final a la trilogía, es inferior a sus predecesoras. Miller cambia el salvajismo y la violencia, dulcificando el film con un claro mensaje pacifista, mostrándonos que aún hay esperanza en el resurgir de la civilización. No es mala la idea pero hace que la película pierda fuerza, ya no es tan palpable esa desesperación de las anteriores entregas en las que la vida humana valía menos que una lata de comida para perros. A pesar de todo es una buena película con un inicio brillante y un final memorable alzando al guerrero de la carretera a los altares de la leyenda.
Y ya que al parecer la imaginación no es un bien que abunde últimamente en el mundo del celuloide, alguien se ha debido de preguntar que lo que funcionó antes porque no puede volver a funcionar ahora, por eso mismo Miller hace un tiempo anunció que estaba preparando una nueva trilogía de Mad Max, de la que se desconoce si sera una secuela o un reboot de la saga. El tiempo dirá que sera lo que nos deparen las desérticas y áridas carreteras Australianas.
Artículo: Gorka Moreno